Al fin la FIFA se pronunció sobre los contratos de los futbolistas, necesitados de tanta claridad como sus clubes para lanzar en lo posible una mirada al frente.
El comunicado que el organismo lanzó hace un par de días pidiendo extensión automática de los contratos ofrece la certidumbre más importante: los torneos terminarán con sus actuales planteles y sin importar la fecha en que estos finalicen.
La base de la economía del futbol depende de sus torneos locales, porque permiten vivir a todos los clubes de sus diferentes ramas profesionales.
Es por eso que no se podía favorecer -por ejemplo- las fechas originales de la Euro 2020 por encima de que cada Liga termine sus calendarios regulares. Sea cuando sea, esperando que suceda lo mas pronto posible, la FIFA tomó esas decisiones tras acuerdos unánimes con los diferentes grupos de interés que componen al futbol, incluyendo federaciones, las asociaciones de clubes y la FIFPRO que es la Asociación mundial de futbolistas.
La tarea de todos es lograr, dentro del desequilibro que ha provocado la situación mundial, un poco de balance.
La medida que parece muy sana, tiene un enfoque europeo fundamentalmente.
Alargar la vigencia de los contratos es una cosa, y poder cumplirlos cabalmente cada mes es otra que debe ser resuelta.
Se trata, según charlamos con Ricardo de Buen -uno de los especialistas en la materia más destacados del mundo- de que nadie deje de pagar sueldos y los clubes resistan todo lo posible, pero no en todos lados hay equipos con finanzas sanas que puedan resistir mucho tiempo sin producir ingresos cumpliendo los contratos.
Algunas voces, particularmente en Inglaterra, hablan de que el futbolista no debe aceptar cortes a su ingreso porque la legislación los coloca en un diferente rubro a cualquier empleado regular que con el aviso anticipado puede cambiar de trabajo antes de la terminación de su contrato. El rubro de "trabajador especial" se perdería y eso podría derivar en que en el futuro el futbolista pueda decidir lo mismo que un trabajador regular e irse de su club casi cuando lo deseé.
Eso lo dice particularmente el representante de Tony Alderweireld, jugador del Tottenham.
Todas las aristas del caso deberían ser sometidas al acuerdo entre las partes, a la circunstancia de cada uno de los clubes y a la legislación de cada país.
El camino será mucho más espinoso para unos que para otros.
La buena noticia que dio la FIFA para favorecer la certidumbre necesita el esfuerzo de clubes y futbolistas para terminar sus torneos de la mejor manera posible y con la comprensión mutua que amerita el estado de excepción en que estamos viviendo.
Si la buena voluntad se termina antes que el dinero, veremos cosas impensadas e indeseables en todo el mundo.
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