La siguiente noticia sobre Michael Robinson debió consistir en un nuevo viaje a México para recibirlo en ese restaurante del sur de la Ciudad de México que dentro de una Hacienda, disfrutó desde el primer día que lo conoció.
Pero hoy no hay aviones ni el restaurante está abierto, ni Michael podrá volver a venir.
Para muchos es un desconocido, pero Robinson, delantero de esos grandotes, triunfó en el Liverpool de su alma cuando era el mejor equipo de mundo "pese a mi presencia", según decía con esa ironía con que se auto castigaba sonriendo.
Decía entre otras cosas que a compañeros de ese equipo no sabía si tratarlos como colegas o pedirles su autógrafo.
Graeme Souness, Ian Rush y Kenny Dalglish eran algunos de sus compañeros. No era para menos: había que tenerles reverencia.
A los 27 años se fue a Osasuna, donde alcanzó a coincidir con Javier Aguirre.
Cuando, ya retirado, le invitaron a comentar partidos en la televisión española, se percató de todo lo que un ser humano era capaz de hacer por su equipo: llorar, sufrir, pasar frío, dormir en la fila de la taquilla, ser golpeado por la barra rival..
Si lo hubiera sabido antes -escribió en uno de sus libros- no me hubiera atrevido jamás a salir a un campo de juego. Es demasiada responsabilidad no poder corresponder a tan gigantesca lealtad.
A Michael Robinson se le recordará más por lo que hizo en los medios de comunicación.
Conforme fue avanzando en ese mundo, maduró como productor y conductor. Primero volteó la cámara hacia la tribuna para crear la crónica de un partido desde la óptica del aficionado.
Y después se asomó al alma de las figuras del deporte para contar desde sus emociones, sus miedos y sus renacimientos, las historias más sensibles y humanas que el periodismo podía encontrar.
El "Informe Robinson" sobre la coronación española en el Mundial de Sudáfrica -Cuando fuimos campeones- es todo un clásico que se encuentra en Internet. Todo amante del futbol, de la narrativa o del periodismo tendría que verlo obligatoriamente.
A los 61 años se marchó a contar historias a otro lado; uno de los grandes que, decidido a hacerlo bien, no supeditó su futuro a la fama del ex futbolista aclamado.
El empezó de nuevo para forjar un estilo que iba de la mano con su ironía, su simpatía y su enorme capacidad comunicativa.
"En la tele no me digas cosas; enséñamelas"; "De pequeños, nuestros padres no se sentaban a la orilla de la cama para darnos su opinión sino para contarnos historias" Michael, compañero de faenas en Brasil 2014, hizo mucho por la escandalosa profesión que algunos ejercemos: le quitó ruido y le puso música.
La dignificó. Hizo mucho por ella. Eso lo hace inmortal mientras vivamos quienes lo conocimos.
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