Han pasado más de 100 días desde la última ocasión en que rodó el esférico.
Demasiado tiempo para un País que sabe consumir y disfrutar del futbol.
Por eso es que veo con buenos ojos el torneo amistoso que arrancará el próximo 3 de julio con dos duelos: Mazatlán vs. Tigres y América vs. Toluca.
Nuestra Liga sufrió un severo golpe a su economía con la cancelación del torneo anterior. Pérdidas cercanas a los 100 millones de dólares. Un mundo de dinero.
Patrocinadores importantes se bajaron del barco y algunos equipos están sufriendo las consecuencias de no contar con porcentajes considerables en cuanto a derechos de transmisión.
La afectación ha sido para todos. Basta ver el mercado de fichajes. Los movimientos son escasos y muy pocos están abriendo la cartera.
La pelota tiene que rodar. Los equipos, en la parte futbolística, necesitan meterse en ritmo cuanto antes.
En todas las pretemporadas existen partidos de preparación, duelos amistosos. No entiendo por qué algunos vienen a sorprenderse y a satanizar un torneo que ayudará a que los jugadores se acerquen a su mejor forma. ¿Riesgoso? El riesgo para cualquier jugador existe hasta en un entrenamiento.
La industria del futbol mexicano no puede quedarse con los brazos cruzados esperando a que los tiempos mejoren. Debemos afrontar los días tal y como están, complejos, espinosos y llenos por momentos de incertidumbre.
Así como el torneo amistoso servirá como preparación para los ocho clubes involucrados, también será un perfecto ensayo para que los protocolos de seguridad y sanidad, que habrán de implementarse en el Apertura 2020, se logren establecer sin margen de error.
Los patrocinadores volverán a tener exposición, la publicidad estática se encenderá una vez más, las marcas en los uniformes lucirán nuevamente y la televisión tendrá nuevos contenidos que ya nada tendrán que ver con balones y canchas virtuales.
Saldrán ganando los equipos, los técnicos, los empleados de los dos estadios donde se llevará a cabo el torneo, árbitros y, por supuesto, el televidente que desde casa volverá a palpitar al ver sus colores predilectos sobre la cancha.
Tres factores clave veo en toda esta iniciativa: reactivación, adaptación y recuperación.
La primera, que tiene que ver con la importancia de encender nuevamente la maquinaria que ha permanecido sedada por más de tres meses generando inestabilidad en las finanzas.
La segunda; adaptación, que son las nuevas formas a las que debemos acoplarnos todos. Desde aficionados que aún tendrán que esperar para volver a los estadios, hasta entrenadores y jugadores que deben entender que las formas han cambiado.
Y tres, la necesaria recuperación económica con nuevos procesos que permitan el acceso de frescos ingresos para mantener a flote todo proyecto que pertenezca al futbol mexicano.
Twitter: @CARLOSLGUERRERO |