Cada puesto dentro del organigrama de una empresa tiene, al menos debería de ser así, un objetivo y responsabilidad específica que cumplir.

En la mayoría de las ocasiones, dependiendo del impacto de sus decisiones y acciones es el lugar que ocupa, al incrementar el riesgo aumenta la responsabilidad y los "beneficios".

En el caso de un entrenador de futbol, su principal responsabilidad es entregar resultados, lograr que el equipo tenga determinadas conductas que aumenten la probabilidad de acceder a mejores posiciones en la Tabla. Para lograr dicho objetivo, existen 2 caminos.

El camino conocido, el cual, aunque no nos lleve al destino que queremos, es la ruta que si decidimos tomar no seremos cuestionados, por que, como dijo Panzeri: "Hay casos en los que lo disparatado, por constante, llega a parecer tanto o más fuerte, como lo razonable por ausente".

Esta primera opción difiere de la segunda por el "cómo" se aborda la situación, desde qué perspectiva. Aquí el DT razona de la siguiente forma: qué es lo que tengo que conseguir, y luego, con qué cuento para conseguirlo.

Se prioriza así el fin antes que los medios, en este caso se le da más valor al objetivo final que a las consecuencias que esto puedo acarrear. En gran parte esta forma de gestionar (el resultado por arriba de todo y de todos) es causada por los directivos, quienes por una falta de visión, desconocimiento de los recursos y poco compromiso, optan por mantenerlo lo más austero posible, situación que me parece bastante mediocre.

¿Por qué desaprovechar el camino que recorre todo un equipo, en el plano colectivo y en lo individual, con el único el afán de conseguir un objetivo que en gran porcentaje no depende de ellos? Simplemente no lo entiendo.

El segundo camino u opción por la cual el entrenador se puede decantar requiere valor y prudencia. Esta alternativa consiste en enfocar la situación de forma inversa: apostar por el enriquecimiento, desarrollo, crecimiento del recurso principal (futbolistas) y confiar que en la medida que mejores tus recursos el objetivo estará más cerca de ser cumplido. Es un camino más largo, más riesgoso, pero nos asegura que o se gana sencillo o se gana doble.

Es la opción que requiere mayor conocimiento y experiencia para llevarla a cabo, es siempre valiente apostar queriendo ganar doble. Es necesaria una dosis de prudencia porque el trayecto será más accidentado y tendremos que prestar mayor atención, tiempo, actuar con reflexión y prevenir así la mayor cantidad de daños posibles.

A este mundo venimos a servir, servir al prójimo, poner nuestros valores, recursos, nuestra esencia a la mano de los cercanos. Como entrenadores estamos en una postura privilegiada para ayudar, colaborar y guiar a los que el organigrama marca como nuestros dependientes. El miedo y, muchas veces, la vanidad nos llevan a querer "salvarnos" únicamente a nosotros mismos.

Entrenadores, acepten el compromiso laboral/deportivo, pero nunca descarten compromiso social que nuestra profesión tiene implícito.

 
 
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