Definitivamente nada de lo que pasa en el nuevo regreso al golf ha sido como antes. Les he comentado del gran esfuerzo que el PGA Tour ha hecho para salvar el mayor número de torneos y así librar la temporada de la mejor manera.
Apenas hace nueve días, Dustin Johnson se coronó campeón de la FedEx Cup, y ahora ya tenemos el primer ganador de la temporada 2020-21 con Stewart Cink, que no ganaba desde 2009, cuando derrotó a Tom Watson en el British Open.
Pues bien, en la semana ya se juega el primer "Major de la campaña, el US Open, y en septiembre, lo cual es un gran ejemplo de lo que está pasando en el golf. El Winged Foot es uno de los campos más hermosos, pero también más difíciles que he conocido. Tuve la gran oportunidad de estar presente cuando se jugó por última vez un US Open ahí, en 2006, cuando ganó Geoff Ogilvy. Algunos lo nombran como uno de los torneos más difíciles de la historia. Ver a jugadores como Colin Montgomerie, Jim Furyk y Padraig Harrington rendirse a los pies de Winged no fue sencillo.
Sin embargo, lo más difícil de asimilar fue la debacle de Phil Mickelson al llegar al hoyo final del torneo como líder con ventaja de un solo golpe, seguro pensando que era un torneo que había jugado muchas veces y que tenía experiencia.
Pero, firme a sus creencias de ser un jugador agresivo, pegó su tiro de salida al lado izquierdo del fairway, donde me encontraba con unos amigos, y pudimos ver de cerca cómo quería hacer un tiro casi imposible, que pegó en un árbol y se le regresó casi al mismo lugar.
Pudo sacar un golpe bajo que cayó a las barbas del green del lado izquierdo, donde había un rough muy alto. Sabía que debía embocar para ganar, pero su approach salió muy fuerte y, aunque pasó muy cerca del hoyo, se siguió hasta el final del green, por lo que debía embocar para forzar un desempate con Ogilvy. Desafortunadamente, la bola tampoco entró y tuvo que aceptar un doble bogey que lo colocó en un empate por el segundo lugar. Luego declaró que había sido la derrota más dolorosa de su carrera.
Se los comento porque Winged Foot será de nuevo el factor principal del torneo. La mayoría de sus greens son muy altos y forman una especie de meseta que baja alrededor de ellos. Además, la altura del rough y el largo de los hoyos harán que, sin duda, sea un escenario digno de un US Open.
Por supuesto, el gran favorito es el número uno del mundo, Dustin Johnson, pero me parece que el campo se ajusta mucho al juego de Justin Thomas. Sin embargo, estoy seguro que Rory McIlroy, quien no jugó bien la parte final de la temporada, espera la oportunidad para demostrar su juego.
Todo puede pasar, recuerden la sorpresa que nos dio Collin Morikawa en el PGA Championship.
Por supuesto que tendremos la presencia de Abraham Ancer, que se tomó la semana anterior de descanso para prepararse. Abraham viene de una buena temporada en el PGA Tour y se ha convertido en uno de los favoritos donde se presenta.
Será muy raro ver el US Open en septiembre, pero con este escenario el espectáculo estará garantizado.
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