La decisión de incrementar en un año la edad límite de los Juegos Olímpicos para el torneo de futbol tiene sus razones verdaderas, pero también sus aristas.

Cuando hace muchos años por fin se pusieron de acuerdo la FIFA y el Comité Olímpico Internacional para darle fuerza al deporte más popular en la justa cuatrienal, establecieron puntos muy claros: la primera no deseaba que el segundo le compitiera a las Copas del Mundo. No podría recurrir a los mismos futbolistas que participan en ellas.

Así que dejaron de lado el criterio de que a los Juegos solo podían asistir jugadores amateurs a cambio de ponerles un límite de edad. No importaba ya que fueran profesionales.

Los países entonces socialistas que encubrían con ventaja a atletas de Estado que realmente vivían de la práctica del deporte que se tratara, no volvieron a figurar en términos generales en el futbol olímpico.

Se estableció entonces una secuencia en los torneos de futbol en el mundo: Selecciones sub 17, sub 20 y sub 23 fueron construyendo en varios formatos la historia que hoy conocemos a la perfección.

Todo empezó en el Mundial Juvenil de Túnez en 1977, que fue por invitación, y en el que México perdió la Final contra la Unión Soviética en penales.

A partir de ahí, la fábrica de futbolistas en todo el mundo tuvo una estructura más firme porque existían unas competencias en las que todos pudieran rozarse desde sus fases eliminatorias.

Para Jaime Lozano debe ser un alivio saber que podrá contar con mas de 10 jugadores que se han hecho titulares en la Liga MX, y que no tendrán que ser excluidos por esta dispensa que el COI anuncia desde ahora.

Lo que será difícil establecer es cuántos futbolistas de la generación que sigue verán tapada su oportunidad de ser olímpicos. En un año podríamos responder a ello con precisión.

Llegar a ser futbolista profesional es complejo.

A México le urge tener más figuras locales y posiblemente la repercusión económica de lo que estamos viviendo haga más frecuentes las oportunidades de debutar.

El saldo de los últimos debutantes merecería tener mejores horizontes: saber de acuerdo a la investigación de CANCHA que 15 de ellos no sumaron siquiera 90 minutos tiene su lógica porque apenas empiezan su carrera. Pero también vale la pena tenerlos en el radar porque la inversión en ellos es importante y sería ideal maximizar su eficiencia en la búsqueda de aire fresco.

¿Cómo empujar con más ahínco su gran examen, pero sin perderles la paciencia al primer error para descartarlos o cortarles el futuro?

La vocación de América y Pachuca para formar y luego exportar, lo demuestran: el camino es viable y ofrece recompensas de todo tipo.

Bienvenida la nueva generación.

 
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