Hace unos días descargué Tik Tok y las imitaciones que encontré ahí de Martinoli, Faitelson y Castillejos son geniales.
Pero tras reír con el momento en que Peláez insulta a Faitelson medité acerca de los momentos épicos recientes de la televisión deportiva y no tienen mucho qué ver con el evento o un análisis. Ya no buscan rating con crónicas, lo hacen con las discusiones en mesas de debate.
No creo que esa manera de hacer TV sea mala, pero lo artificial termina extinguiéndose. Esas creaciones de productores terminarán por cansar al televidente.
¿Pero de quién es la responsabilidad? Principalmente del televidente, al público se le da lo que pide y si a nosotros como espectadores nos llama la atención el morbo de una pelea o de la vida privada de un deportista, pues tenemos mucho de responsabilidad.
También es responsabilidad de los medios de comunicación deportivos que se han alejado de la esencia del deporte para convertirlo en un show con el fin de lucrar lo más posible. Perdió el amor al deporte, ganó el amor al dinero y ahí fue donde se desvirtuaron los programas deportivos.
Los cronistas, analistas y comentaristas deben buscar siempre ser elementos importantes dentro del deporte, pero nunca sus protagonistas.
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