Los sucesos se alejan cada vez más de los deseos.
Los ocho futbolistas del Santos Laguna que dieron positivo en Covid-19 nos hacen saber dos cosas: que merecen todo el apoyo, cuidados y anonimato a los que tienen derecho, y que cada día hay más evidencias que dificultan el regreso a la actividad.
Cuando todos quisiéramos retomar la normalidad, nos topamos con semáforos de salud llenos de colores encendidos, fechas aplazadas y frustraciones por el encierro y por el daño económico que darán aun más dolores de cabeza.
Los clubes aplazan la decisión todo lo que pueden, pero se está llegando al punto que el mismísimo Comité Olímpico Internacional sufrió pese a sus buenos deseos de no aplazar la realización de Tokio 2020: la terrible verdad le azotó la puerta contra la nariz porque no había manera de derrotar lo que hasta hoy es invencible.
Es una mala broma escuchar voces que sospechan de lo que sucedió con los jugadores de Santos Laguna, cuyo número de contagiados podría incrementarse dado que faltan exámenes por entregarse.
Más allá de la postura del equipo respecto a la reanudación o cancelación del actual torneo, hay una realidad que atender y no hay derecho a hacer la menor especulación sobre el asunto.
Santos Laguna es un equipo serio que no merece la menor duda sobre su accionar: cuidará de su gente, enfrenta la noticia con la mayor templanza y después tendrá tiempo de atender lo demás.
La novedad complica aún más las cosas y enfrenta al futbol a la misma frustración general que también se contagia por la posposición de casi todo.
Hay un factor más a tomar en cuenta dentro de la ecuación: la Selección Nacional ya sufrió cancelaciones de fecha FIFA y necesita regresar a la actividad en el segundo semestre del año porque tiene contratos que cumplir y dinero que ingresar, porque es la que mantiene a las Selecciones Femeniles y Menores que no generan recursos por si mismas.
Si las fechas se enciman ante la hipótesis de terminar el actual torneo de LigaMX y completar el siguiente, pensar en fechas para el Tri sería imposible. Tanto, como mantener inactiva a la Selección.
En el ecosistema del futbol mundial, la prioridad la tienen los clubes porque sostienen todo lo demás, pero eso no implica paralizar a las Selecciones Nacionales, necesarias de manera importante en la fotografía.
Urge una decisión sobre el futuro del torneo y en este momento no hay alternativa porque no se sabe cuál será el comportamiento sanitario de las próximas semanas.
Se acerca la hora de que cada quien recoja sus cosas, permanezca en casa y la industria futbolística completa vea en la misma dirección: cómo evitar que cualquiera de los afiliados sufra tal quebranto, que no pueda operar más.
¿Qué más tendrían que esperar?
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