Lo peor que existe en la vida y en el futbol es la traición. Y un equipo se descompone totalmente cuando el futbolista termina traicionado al propio futbolista.
El primer examen de un club para contratar a un futbolista debería alejarse -casi por completo- de los parámetros del juego para concentrarse en su persona. ¿Quién es? ¿Cómo es? ¿Qué tipo de educación tuvo? ¿Cómo se comporta fuera de la cancha? Es tiempo de buscar futbolistas integrales. No indisciplinados, parranderos, sinvergüenzas que lo único que hacen es atentar contra su propia vida y profesión.
Lo que ha pasado en Chivas en los últimos meses -sin que sea algo nuevo- ha sido un auténtico "carnaval". Distracciones, fiestas, apariciones inapropiadas y hasta graves acusaciones de índole sexual. Tal parece que, en su desesperación por montar un equipo competitivo, Chivas ha contratado lo que sea y que ello ha mermado contra la disciplina en el club.
Todo ello coincide -insisto, sin que sea algo novedoso en la historia del equipo- con la presencia de un hombre como Ricardo Peláez, cuya reputación como director deportivo está alejada de cualquier duda.
Los futbolistas deben empezar a respetarse asimismo antes de exigir el respeto de los demás. Deben dignificar, enaltecer su profesión. Entiendo que son personas jóvenes, impetuosas, con la necesidad de encontrar espacios sociales, pero deben entender que su carrera depende de dos cosas fundamentales: primero, el físico, su cuerpo, al que no pueden lastimar. Y segundo, su imagen, el ejemplo que dan ante los aficionados -algunos de ellos niños y jóvenes-.
El dinero rápido -y muchas veces fácil- y la fama son capaces de "marear" a cualquiera que no esté preparado para ello. Que procedan de cunas humildes o pobres no tiene nada que ver con la educación, y no es una justificación apropiada para su proceder.
Y luego está algo que Chivas resiente a través de esa indisciplina y que es el rompimiento de los grupos. La molestia que genera en un equipo el que otros de sus compañeros no se comporten con el mismo nivel de profesionalismo. Ahí empiezan a descomponerse muchas cosas que van derivando en el deterioro de un conjunto y de su unidad.
Chivas -Amaury Vergara- ha gastado mucho dinero. Chivas ha recurrido a entrenadores de gran nivel y experiencia en el futbol mexicano -empezando por Tomás Boy y siguiendo con dos leyendas como Luis Fernando Tena y Víctor Vucetich- y ha apostado por el mejor director deportivo disponible, un tipo honesto, trabajador y confiable como Peláez, y nada de ello funciona si los futbolistas descomponen todo antes de llegar a la cancha. Y que quede muy claro que no estoy generalizando. Siempre habrá pocas o muchas honrosas excepciones de grandes profesionales del juego.
Un buen futbolista no solo es aquel que patea bien la pelota. Que corre, que tiene inteligencia táctica. Un buen futbolista, como en cualquier otra profesión, empieza en la casa y sigue en la calle, con respeto, con valores, con nobleza.
Cuando el futbolista traiciona al propio futbolista, no hay nada que hacer...
Twitter: @Faitelson_ESPN |