Hace 185 días que Gerardo Martino no dirige a la Selección Mexicana. Se acaban de cumplir seis meses. Medio año sin poder trabajar a su equipo, sin poder tenerlo, sin poder llevar a cabo al menos una práctica.
En todo ese tiempo, cinco encuentros debieron ser cancelados a causa del Covid-19: los amistosos ante República Checa, Grecia (ambos fecha FIFA) y un último duelo de preparación ante Colombia que debió celebrarse en Denver antes del "Final Four" correspondiente a la Liga de Naciones de la Concacaf.
Si analizamos más a profundidad el tema Selección Mexicana, fue en septiembre cuando Martino tuvo a un cuadro más cercano al estelar y con mayoría de jugadores que militan en Europa. Aquella dolorosa noche en San Antonio, Texas donde al minuto 39 México ya lo perdía cuatro por cero con triplete incluido de Lautaro Martínez.
A partir de ahí y a partir de ese momento, Martino tuvo cuatro partidos más. Pero optó por llamar a jóvenes por dos motivos: ser los encargados de disputar la Nations League como eje conductor de la naciente competencia y darle forma al proyecto Preolímpico pensando en Tokio 2020. Nadie imaginaba lo que estaría por suceder en el mundo.
Entre octubre y noviembre, Martino trabajó con jugadores como Gudiño, Calderón, Mozo, Aguirre, Alvarado, Córdova, Antuna, Arteaga, Lainez y hasta Romo, quien resultó una agradable sorpresa.
Estaba claro que "Tata" Martino tenía muy claro el objetivo y su plan de trabajo para el 2020. Aprovechar el torneo de la Concacaf para darle continuidad a jóvenes que en teoría competirían en Juegos Olímpicos y, de paso, comenzar una especie de depuración y colocación de nuevos filtros para Selección Mayor.
Todo se derrumbó.
Bendita tecnología. Ayer pudimos entrevistarlo hasta Argentina en donde pasa los tiempos del confinamiento. La barba le ha crecido enormidades. Parecería otro personaje pero es el mismo que va de frente, que la tiene clara, que sabe lo que quiere, en dónde está y hacia dónde va.
Acepta que para la convocatoria de marzo tenía en mente llamar a jugadores como Aldo Rocha y Alan Pulido, que considera que Charly Rodríguez y Roberto Alvarado son los próximos futbolistas mexicanos que deberían emigrar a Europa por encima de JJ Macías.
Él mismo puso en la mesa los nombre de Diego Lainez, de Edson Álvarez y concluyó: "prefiero que terminen de formarse en México y no en Europa".
Sobre Monarcas, refrendó que le agrada su estilo, que se asemeja a lo que busca en Selección Mexicana. Que nadie le ha hablado sobre temas de reestructura contractual ante la inminente crisis que se avecina y respecto al futuro del futbol mexicano que parece ir hacia la MLS, que él sólo tiene claro que México debe volver a jugar la Copa América.
Vaya que han pasado los días. Muchos. Hasta la Nations League se extraña.
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