GRANDES... VERGÜENZAS
 
El tema que trae CANCHA el día de hoy sirve muy bien para ilustrar algo que les he venido diciendo desde hace ya mucho rato: eso de los 4 Grandes es como mis ahorros, cada vez más inexistente.

Es increíble que en el análisis que hizo el Centro Internacional para Estudios del Deporte no aparezcan por ningún lado las Chivas, Pumas ni Cruz Azul entre los clubes que más gente llevan a sus estadios... pero sí lo aparecen Tigres y Rayados.

¡Qué patéticos!

De Pumas no me extraña por la horripilante hora a la que pone sus juegos y la mala fama de la que se ha hecho su estadio con esa barra que se carga.

Ya no se diga que llevan años jugando horrible, aburrido y además pierden, hacen el ridículo ante el Ame y demás linduras.

Ya si quieres tampoco me quejo mucho de no ver a Cruz Azul, que echó a perder el efecto de la mudanza al Azteca con el mejor repelente que tienen para ahuyentar a su afición: perder una Final -y para colmo- contra el Ameee.

Del que sí me extraña, y gacho, es de las sagradísimas Chivísimas Rayadas del Guadalajara, el equipo de Dios y María Santísima.

El Universitario de los Tigres, con todos sus años a cuestas, se llena más veces que cualquier intento que hace el Rebaño por llevar gente a su lejano inmueble.

Lo bueno es que con la pandemia, estos 3 supuestamente grandes, podrán presumir que estarán a la par de Tigres y Rayados, al menos hasta que dejen entrar gente a los estadios y, entonces, ellos volverán a exhibir sus tribunas semi vacías.

 
 
RECUÉRDALO... CON CARIÑO
 
 
El día que Hugo Sánchez fue llamado a las instalaciones de la Cantera para anunciarle que su segundo ciclo al frente de los Pumas había finalizado, Aarón Padilla (QEPD) tenía los ojos rojos y no pudo contener las lágrimas al verlo salir. Le dio un abrazo y se despidieron.

Horas antes, durante la sesión de Consejo, sólo dos hombres defendieron a capa y espada la continuidad del "Pentapichichi": Aarón y Víctor Manuel González Dávila. Ninguno pudo contra el vendaval y tuvieron que verlo partir.

El "Gansito" sabía cómo tratar a Hugo, siempre buscó ayudarlo para contratar a los jugadores que tenía en mente, pero también para ver muchachos de fuerzas básicas.

Siempre tenía palabras amables para los que subían de la Cantera, consejos para los que hacían locuras y se portaban mal como Pablo Barrera en sus inicios.

De cuando en cuando los muchachos de Pumas lo hacían enojar, pero pronto se le pasaba, como aquella ocasión en que viajaron en un chárter a Buenos Aires para disputar la Copa Sudamericana y luego de que todos entraron en tropel al avión y nadie respetó los lugares asignados, tuvo que levantar la voz para pedir orden, exigiendo que todos tomaran el sitio que tenían en su boleto.

De pronto, uno de los mozalbetes gritó perdido entre el grupo de canteranos: "Aarón, no te pongas rojo... ¡recuérdame!", haciendo clara alusión al sobrenombre que tenía el directivo, pues todos lo conocían como el "Gansito", provocando las carcajadas.

En lugar de enojarse, Padilla tomó aire, movió la cabeza y comenzó a sonreír.

Así era él.

Siempre les decía a los jóvenes cuando firmaban sus nuevos contratos que no compraran cosas inútiles, que no malgastaran su dinero, que honraran a sus padres. Nunca le faltaba un buen consejo para todos, incluidos a los jóvenes árbitros, que también le llegaron a sacar "canas verdes".

En sus últimos años en la Comisión de Arbitraje tenía problemas para recordar, el Alzheimer comenzaba a dar sus primeros avisos.

Todavía era presidente de la Comisión Disciplinaria cuando le tocó enterrar a su gran amigo, José Luis "Calaca" González. Cuando se entonó la Goya y le colocaron la bandera de los Pumas al féretro, rompió en llanto y se quebró emocionalmente.

Con voz entrecortada reveló anécdotas vividas con el "Calaca", pues no quería que murieran con su partida.

Padilla confesó que su amigo era tremendo, que una noche durante una concentración, cerro la puerta de la habitación que compartían y cuando Aarón intentó ingresar, tocando y pidiendo que le abriera, el "Calaca" habló a la recepción para reportar que un huésped estaba irrumpiendo y perturbando el sueño del equipo. La gente de la administración se llevó al "Gansito", mientras que su amigo estallaba en risas.

De esos años mantuvo intacta su amistad con Enrique Borja, quien siempre fue muy cercano, toda la vida se vieron como hermanos.

Padilla fue un hombre que siempre fue muy desprendido con sus afectos y con sus bienes materiales, no dudaba en abrir las puertas de su casa para ayudar a todos sus amigos y a la gente que quería.

Ayer que nos dejó, un trozo de cada corazón puma en este planeta se rompió sin duda.

Descanse en paz.

 
 
YA NO QUIEREN A TALA
 
 
Hace poco les conté que Toluca andaba muy interesado en llevarse al infierno al arquero Raúl Gudiño.

Me puse investigar por qué podrían cepillar los rojos al señor Alfredo Talavera, quien lleva años gobernando esa portería sin que nadie le pueda quitar el puesto, y pues que me entero y vengo a contarles...

De entrada, la directiva de los Diablos ya no sabe lidiar con un cuate como Talavera, a quien ya cacharon haciendo grilla, quejándose y yendo en contra de las reglas del club.

Pero eso no es todo.

Resulta que el señor Talavera es yerno de Jaime León, quien hace no mucho era director deportivo de los Diablos. Cuentan las malas lenguas que este par le tendió la camita a varios técnicos y jugadores, y pues la actual directiva no quiere ya nada que huela o les recuerde al señor León.

Pero eso no es tooodo.

La última razón, y quizá la más importante, es que para la cúpula de los Diablos, Talavera ya no es un portero rentable, considerando que tiene 38 años y que es uno de los futbolistas mejores pagados del plantel.

Por eso andan buscando a un portero más joven, más barato (y menos grillero).

 
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