En agosto del 2019, el mundo deportivo conmocionó por el retiro prematuro de Andrew Luck.
El mariscal de campo anunció su retiro a los 29 años justo cuando se esperaba viniera le prime de su carrera. A diferencia de otros deportistas profesionales Luck decidió completar los cuatro años en la Universidad de Stanford, decisión que le brinda mayores posibilidades en la vida post futbol americano.
Aunque el caso de Andrew Austen Luck es el más popular en la actualidad está muy lejos de ser el primero; Barry Sanders se retiró a los 30 años siendo el tercer corredor con más yardas en la historia pudiendo ser el numero uno, Jim Brown se marchó a los 29 años y el fenómeno Bo Jackson a los 28 años por una lesión de cadera.
Como lo ven, el tema de los retiros sorpresivos no es cosa nueva en el deporte, pero no podemos negar que se aceleró exponencialmente en la última década con las partida de Calvin Johnson justo en la punta de la pirámide jerárquica de los receptores, Rashard Mendenhall de los Steelers, Anthony Davis, Patrick Willis y Chris Borland de los 49ers, y el líder moral de las Panthers de Carolina, Luke Kuechly.
En el caso del futbol americano está claro que la mayoría de estas decisiones se han tomado basadas en el daño físico y psicológico que conlleva su actividad, pero en otras disciplinas las señales de retiros prematuros son latentes.
En la UFC, Henry Cejudo anunció su retiro siendo doble campeón y uno de los mejores peleadores libra por libra del mundo y, recientemente, Conor McGregor expreso sus deseos de no volver a pelear profesionalmente, aunque muchos opinan que tan solo se trata de una estrategia de negociación.
En deportes como el futbol soccer la situación es diferente por la cantidad de opciones (Ligas) bien pagadas que tienen los deportistas. Digamos que los futbolistas son tan afortunados que tienen la opción de un retiro activo en Ligas exóticas.
La llegada prematura de los hermanos Dos Santos, Carlos Vela, Rodolfo Pizarro y Alan Pulido a la MLS de alguna manera es una especia de retiro activo, y creo que las declaraciones de Javier Hernández aceptando que llegar al futbol estadounidense lo acercaba a su retiro comprueban que la ambición de los futbolistas ha disminuido.
Este fenómeno no es exclusivo del futbolista mexicano, en Europa la idea de jugar en la MLS cada día es más atractiva por la calidad de vida, el sueldo y el noble calendario que permite tener muchas más vacaciones de los habitual.
La industria deportiva se ha resignado a que las carreras de los atletas duraran menos, así que la nueva idea es explotar a las estrellas desde el día uno y no hasta que se consoliden. El peligro (¿o no?) es que las figuras se vuelvan efímeras y desechables.
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