Hoy que los tacones, el vestido y el traje se empolvan, hoy que las escuelas pasan a ser ruinas de la enseñanza, los centros comerciales monumentos a la bonanza económica, los restaurantes homenajes al maravilloso placer gastronómico y los estadios el simple recuerdo de la multitud. Hoy, es buen momento para profundizar un poco en una de esas palabras que se ponen de moda: resiliencia.
De acuerdo con la RAE (Real Academia Española), la resiliencia: "Es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas".
Un atleta debe, necesariamente, desarrollar esta capacidad, de lo contrario no tiene manera de sobrevivir en un mundo competitivo en el que, tarde o temprano, aparecen experiencias negativas, empezando por la derrota.
Este regreso forzado a la "Edad Media" que experimentamos estas semanas es, para todos, un periodo negativo, incómodo, a veces triste, otras deprimente y de angustia. Es, de cierta manera, una derrota diaria que debemos superar.
La resiliencia no implica solamente superar la crisis, sino transformarla en crecimiento y aprendizaje.
Más allá de los innumerables ejemplos de resiliencia en el deporte, me parece oportuno recordar hoy aquí, lo que para mí es la mayor prueba publicada de superación y transformación de una experiencia negativa en aprendizaje, teoría y, de hecho, en la creación de una novedosa variante de la psicología llamada logoterapia y basada en el análisis existencial.
Me refiero a "El hombre en busca de sentido" (1959), la obra más importante del doctor austriaco Viktor Frankl, quien sobrevivió a cuatro campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Ahí comparte su durísima realidad cotidiana, con anécdotas que revelan el comportamiento opuesto de los diferentes presos ante una misma situación. El Doctor Frankl basa su teoría en que las personas siempre podemos dar un sentido a nuestras vidas, sin importar lo adverso de la condición. La búsqueda de significado constituye la principal motivación y, sin excepción, hay un grado de libertad, ya que podemos decidir al menos qué actitud tomamos ante la adversidad, por terrible que sea... en su libro escribe: "Los más aptos para la supervivencia eran aquellos que sabían que les esperaba una tarea por realizar".
El Doctor Frankl vivió hasta 1997... Resiliencia pura.
Dicen que uno no sabe lo fuerte que es, hasta que ser fuerte es la única opción. Hoy es tiempo de desarrollar la resiliencia, tal y como lo hacen los atletas después de un fracaso, en busca de su revancha y con el deseo de ser mejores que antes del tropiezo.
El resiliente no ve la vida dura, sino únicamente la etapa difícil. El resiliente conoce sus limitantes, pero mucho mejor sus fortalezas. El resiliente no se resigna, desarrolla su creatividad... asume los retos y los convierte en oportunidades... y en las malas se nota su presencia y no su ausencia.
Hoy que la ilusión de regresar a casa pasó a ser la necesidad de abandonarla por lo menos un ratito, hoy que la convivencia familiar parece un exceso y que toser o estornudar equivale a portar un arma blanca... hoy, es muy buen momento para recordar que cada uno de nosotros tenemos, en algún lugar, la capacidad de ser resilientes.
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