En medio de una época de división social sin precedente para la humanidad, los jugadores de la NBA toman una actitud protagónica boicoteando los juegos de playoffs de ayer, en demanda de un cambio social que implique el respeto a los derechos humanos de los habitantes afroamericanos en EU.
La crisis social que se inició con el asesinato a manos de policías de Minneapolis de George Floyd se ha recrudecido con el tiroteo, también por parte de cuerpos policiacos, hacia Jacob Blake en Wisconsin, el domingo.
El deporte es una manifestación de la competencia fraterna entre individuos. Debe ser motivo de conciliación y no de división. No debe involucrarse con temas raciales, políticos ni religiosos.
Los jugadores NBA deben de recordar a los Jackie Robinson, Ernie Davis, Jesse Owens, Tommie Smith, John Carlos, Bob Beamon, y de muchos otros grandes atletas afroamericanos que decidieron dar sus declaratorias en favor de sus derechos con base a sus proezas deportivas que se dieron bajo entornos totalmente en contra.
Deben recordar que al negarse a jugar, pueden generar un daño para todo el personal que labora en el entorno de los equipos y afectan a fanáticos que quieren olvidarse de el caos pandémico por unos minutos viendo las hazañas de los Leonard, James, Doncic y compañía.
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