Cada vez está más cerca el inicio de la campaña regular y, aunque en las últimas horas se han dado a conocer algunas novedades interesantes como las extensiones de contrato de Travis Kelce y George Kittle, la cancelación de la pretemporada nos mantiene sin posibilidades de ver actividad en el emparrillado.
Y si bien es cierto que estos duelos normalmente son de un nivel muy bajo, el hecho de que los campos de entrenamiento se están llevando a cabo con la presencia de un número muy reducido de periodistas, nos deja con muy pocas herramientas para analizar cómo están adaptándose cada uno de los 32 equipos a esta nueva realidad. Es en estas condiciones que los factores externos, propios de esta coyuntura, son los que siguen ocupando la atención de fanáticos y medios de comunicación.
Uno de los temas que más controversia generará en las próximas semanas será la decisión que tomarán cada una de las 32 franquicias en torno a la presencia de fanáticos en las tribunas.
Hay equipos como los Jets, los Gigantes, los Raiders, y la escuadra de Washington, que ya anunciaron que disputarán toda la campaña a puertas cerradas. Algunos como los Osos, los Santos y los Empacadores, van a empezar la temporada sin fanáticos en las tribunas y pudieran cambiar esta decisión si las cosas mejoraran.
Mientras tanto, una larga lista de equipos entre los que están los Cuervos, los Jefes, los Vaqueros, los Halcones, los Texanos, los Jaguares, los Potros y los Patriotas, han anunciado sus intenciones de permitir que se ocupe alrededor del 25 por ciento de la capacidad de sus respectivos estadios.
En mi opinión, los dueños de la NFL tendría que ser mucho más responsables y emular lo hecho por el resto de las ligas profesionales que volvieron a la actividad sin aficionados en las tribunas. Es más, me parece sorprendente que hasta ahora, Roger Goodell no haya tomado cartas en el asunto.
Más allá de la libertad que tienen cada uno de los propietarios para incrementar sus ingresos en los mercados locales, me parece que esta es una situación atípica que amerita un tratamiento diferente.
Y es que el hecho de que algunos equipos abran sus puertas para el ingreso de aficionados es una medida que incrementa al riesgo de rebrotes, además de alterar el equilibrio competitivo desde el punto de vista deportivo y económico.
Twitter: @JosePabloCoello |