Yann Sommer, con el Borussia M'gladbach en la Bundesliga, "Pichu" Cuéllar, con el Leganés en la Liga española o Agustín Marchesín con el Porto en la Primeira Liga portuguesa, son apenas una muestra de lo extremadamente difícil que fue para los arqueros entrenar durante la cuarentena.
Ellos 3, como muchos otros, han sido responsables de goles recibidos en estas primeras semanas; goles que difícilmente podríamos ver en porteros de su nivel con entrenamientos regulares.
Nadie, ningún jugador de campo se vio tan afectado como los porteros en estos meses alejados de las canchas, y si acaso existen futbolistas muy afectados, siempre será posible ocultarse entre el resto, jugar sin complicaciones o pasar inadvertido.
Lo anticipamos en este espacio durante el mes de marzo: los arqueros no tienen posibilidad de entrenar lo que más se pierde lejos de la cancha: el juego aéreo, los disparos de larga distancia, el mano a mano con el atacante y los recorridos dentro de las áreas con rivales y compañeros de por medio.
Sommer, en el encuentro ante Bayern Múnich, dio un pase con el pie desde la derecha hacia la izquierda sobre los límites del área grande. El pase quedó corto y el juvenil holandés Joshua Zirkzee anotó tras golpear el balón de primera intención.
Cuéllar fue incapaz de medir un balón largo a las espaldas de su defensa, se estorbó con su compañero y fueron superados por el turco Unal Enes, para el primer gol del Valladolid.
Por su parte, Agustín Marchesín también realizó un mal despeje con el pie, que significó el primer gol de Fabio Martins, atacante del Famalicao. Con el marcador empatado a un gol, en un avance por la izquierda, Pote disparo de unos 25 metros, no con demasiada fuerza, y el ex portero del América se encontraba muy mal ubicado, por lo que el balón ingresó entre su cuerpo y el poste.
El mismo Mark Andre Ter Stegen, arquero de Barcelona, ha mostrado bastantes imprecisiones en su siempre correcta distribución de juego. Y es que por más mecanizado que sea un movimiento, por más entendimiento que exista dentro de un equipo y por más años que lleven jugando juntos, ningún equipo ha tenido la posibilidad de entrenar normalmente, como están acostumbrados.
Y es que los porteros sufren el mismo efecto de los gatos cuando les cortan los bigotes: pierden sensibilidad, equilibrio, ubicación y seguridad ante la falta de entrenamiento intenso. Imagínese: hay arqueros que se sienten muy inquietos y nerviosos antes de un partido, si acaso no pudieron entrenar un par de días en la semana.
Sí, desafortunadamente durante un tiempo veremos numerosos errores de los porteros en las diferentes Ligas, más de lo normal. Seamos considerados con el oficio más complejo dentro de un equipo de futbol. Digamos que estos 3 ejemplos de grandes porteros y muchos otros más que veremos en bajo nivel, no sentirán la confianza hasta que les vuelvan a crecer los bigotes.
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