Me pregunto, por qué hasta ahora cuando el cambio es inminente, cuando el nuevo formato está a la vuelta de la esquina, cuando la aprobación se ha dado y cuando ya no hay marcha atrás, parecería que a todos les importa mucho lo que hasta hace unos meses deambulaba en el desierto del olvido.
La Liga de Ascenso desde hace tiempo era únicamente arenisca. Diminuta, casi imperceptible, pisoteada y sin dirección alguna. Un revuelto polvo que iba para todos lados sin proyección alguna.
Pero ahora resulta que la molestia persiste por el cambio que se avecina. Que a muchos les parece grotesco ese rescate financiero que busca generarle soporte y estabilidad a la economía de toda la industria del futbol mexicano. (Si no se hace algo ahora, las consecuencias podrían ser fatales en poco tiempo).
Ahora todos hacen lista de espera para visitar al pariente recluido en un asilo, a quien no han visto en años y a quien ni siquiera le han llamado. Hoy piensan que con un vaso de agua podrán devolverle brillo, felicidad y esperanza. Qué equivocados.
Seamos sinceros, si salimos a la calle a preguntarle a 10 personas quién es el campeón del Ascenso MX, ¿cuántos de los encuestados podrían responder de manera correcta?
¿Cuántos aficionados en nuestro País serían capaces de enlistar a los últimos cinco campeones de goleo?
¿Cuántos podrían mencionar el nombre de cada estadio o el nombre de los 12 técnicos que iniciaron el torneo?
"Están truncándole el sueño de ascender a un futbolista". ¿Cuántos de los que ascienden permanecen en una plantilla y cuántos terminan siendo parte de un 11 titular ya en Primera División?
El jugador que tiene calidad y que, por alguna razón o mala broma del destino juega en una categoría inferior, dará el salto tarde o temprano. Con ascenso o sin descenso.
No creo que seamos tan incompetentes en la búsqueda de talentos como para dejar escapar un diamante en bruto.
¿Injusticia para el futbolista? Injusticia es que una profesión tan noble y que genera tantas satisfacciones a una sociedad, dependa de si el empresario en turno tiene o no fondos en sus cuentas. Injusticia que les paguen una quincena sí y otra no (si bien les va), injusticia que les entreguen su salario en sobres con billetes de dudosa procedencia o que en un cuarto para dos personas vivan 10 jóvenes entre viejas colchonetas.
De no ser por el cambio, el Ascenso MX el próximo año se habría jugado con 10 equipos o menos y ninguna franquicia, ningún proyecto bajo un formato así, podría sobrevivir un año más entre tantas pérdidas económicas.
Las cosas allá abajo están peor de lo que imaginan. Seguir viviendo sin atención especializada, sin presupuestos dignos y sin medicamento, acabaría en un par de años - o menos - con el trabajo, entonces sí, de 250 jugadores y de un día para otro. Sean jóvenes o veteranos.
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