Tres de los seis invictos que restan en la presente campaña verán actividad en la jornada dominical. Mientras los Empacadores descansan y los Bills y los Titans aguardan para saber si podrán enfrentarse el próximo martes, Halcones Marinos, Jefes y Acereros buscarán mantener su marca perfecta en sus compromisos de esta tarde.
Kansas City se verá las caras ante Las Vegas, en una rivalidad que en los últimos años ha sido dominada por completo por el equipo que hoy dirige Andy Reid. Con 5 victorias al hilo y triunfos en 12 de los últimos 14 enfrentamientos, los Jefes han sabido aprovechar el largo período de mediocridad por el que han atravesado los Raiders en los últimos tiempos. Y aunque hay algunas señales alentadoras en el proyecto que comanda Jon Gruden, no me parece que tengan el nivel para poder pelearle a los monarcas al tú por tú.
Por la noche, los Halcones Marinos reciben la visita de los Vikingos. Seattle sigue sin tener una defensa confiable, pero la ofensiva es una garantía mientras Russell Wilson esté al mando. Si sumamos el hecho de que el único triunfo de Minnesota fue ante los alicaídos Texans, no parece que Seattle vaya a tener problemas para ligar su quinta victoria consecutiva.
Finalmente, los Acereros recibirán la visita de las Águilas en el "clásico de Pennsylvania", un duelo en el que a primera vista, parecería que Philadelphia no tiene oportunidad de competir con Pittsburgh. Sin embargo, hay que recordar que las 3 victorias de la escuadra de Mike Tomlin han sido ante Gigantes, Broncos y Texanos, equipos con una marca combinada de 1-11 después de 4 semanas. Adicionalmente, el equipo ha tenido que reajustar su plan de trabajo luego de que su duelo ante los Titanes tuviera que ser pospuestos. Y aunque el triunfo de los dirigidos por Doug Pederson ante los 49s quizá se debió a la vulnerabilidad de un rival plagado de lesiones, no deja de ser relevante la forma en la que regresaron a un partido en el que empezaron perdiendo.
Evidentemente, la escuadra de Mike Tomlin es favorita y debiera sacar el triunfo. Pero ya lo dijo el propio Ben Roethlisberger durante la semana: la pausa obligada por la reprogramación del juego ante Tennessee ha llegado de forma inesperada y en un mal momento, interrumpiendo su proceso de aclimatación. Y no se puede descartar que esto pudiera afectar el funcionamiento de una ofensiva que, aunque ha mostrado que puede ser una unidad confiable, sigue sin tener una actuación redonda en la presente campaña.
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