El América esta en crisis y sólo Miguel Herrera sabe lo profunda que es. Alrededor de ella, hay varias historias, algunas reales o otras rotundas mentiras: que si el vestidor esta fracturado, que si hay un ultimátum del dueño, que si algunos futbolistas no quieren al entrenador, que si hay dudas sobre el trabajo de los preparadores físicos y de los médicos, que si esto y que si lo otro. Típico del América cuando no gana.
Lo que vemos en la cancha sí que no permite vacilaciones: un equipo no solo fragmentado en temas futbolísticos, sino también ajeno al espíritu, al vigor, al "ADN" americanista al que tanto acude Herrera cuando no encuentra ni la calidad individual, ni la colectiva. El América se ha desmoronado en los tiempos de la pandemia. Juega vestido de amarillo y en sus tonos azules, pero ha dejado de ser ese equipo punzante, enjundioso, capaz de solventar cualquier ausencia futbolística con un corazón que late a mil por hora.
Es evidente que existe una desconcentración importante en el grupo. Este equipo solía tener mucha seguridad defensiva, empezando por un portero consolidado y legendario como Guillermo Ochoa (antes era Marchesín) y siguiendo por un portentoso defensa central como el paraguayo Bruno Valdez (hoy afectado por una terrible lesión). El América que solía cuidar y hacer muy bien sus cambios generacionales o los que se daban por razones económicas, no encontró un "repuesto" para un futbolista de los tamaños del argentino Guido Rodríguez, que se encargaba de algo tan simple y complejo como el equilibrio en el equipo. A raíz de la partida de Rodríguez al Betis español (todavía jugó la final de diciembre del 2019 ante Rayados) el América ha probado sin suerte diferentes nombres en ese sector de la cancha. Y adelante, entre las lesiones y las bajas de juegos, no ha encontrado la consistencia necesaria. El colombiano Roger Martínez juega cuando quiere. Gio Dos Santos y el colombiano Benedetti se la pasan lastimados. El chileno Nico Castillo ha sido la peor inversión en la historia del club. Y Herrera espera que el paraguayo Sergio Díaz y el argentino Leo Suárez encuentren lo más rápido posible su mejor nivel de adaptación al futbol mexicano. Quizá, los que se "salvan" dentro de la crisis americanista son el uruguayo Federico Viñas y los mexicanos Sebastián Córdova y Henry Martín.
Más allá de las ventas que el equipo ha realizado, de las exportaciones, de la salida intempestiva de Renato Ibarra por un asunto de indisciplina y aún de las graves lesiones, el América parece tener un plantel poderoso para competir cabalmente ante sus más importantes rivales. La realidad es que vivió de la inconsistencia en esas 10 fechas del Clausura 2020 que terminaron siendo anuladas y ha tenido una actuación poco convincente desde que volvió el futbol en medio de la crisis sanitaria (salvo algunos "picos" en los juegos de este torneo ante Tijuana y Santos).
Los americanistas deben dormir tranquilos. El América va clasificarse a la Liguilla, pero se trata del club con mayores obligaciones y presiones de todo el futbol mexicano. Juego a juego, semana a semana, el América es examinado por sus más ilustres aficionados y sus más acérrimos detractores. Y con el nivel que muestra hoy, no está para levantar el trofeo, entendiendo que cualquier otro resultado que no sea ese en este equipo de futbol, se traduce a un sonoro fracaso. El América vive en este 2020 de su propia pandemia, una "pandemia amarilla" que le atormenta y amenaza...
Twitter: @Faitelson_ESPN
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