Buscar culpables a estas alturas resulta tan inútil como comprar un disquete de almacenamiento noventero, a menos que busquemos un separador de hojas vintage.
Las causas de la enfermedad que atraviesa la Liga de Ascenso vienen arrastrándose desde hace años entre tantas inconsistencias, incongruencias, falta de recursos, de promoción y de inversionistas. Ya venía todo mal. Desde su nombre, hasta el cambiante reglamento de competencia.
La División inferior está postrada en la cama de un hospital y hoy que volvieron a acordarse de ella, hay quienes sorprendidos pretenden llevarle una mascarilla de oxígeno para ver si logra reaccionar, cuando jamás la visitaron en sus peores días.
Y antes de continuar, tendré que repetir lo que he dicho 100 veces. Soy un amante de las emociones que provoca el ascenso y el descenso. Viví decenas de capítulos en carne propia. Nadie me los contó. Yo estuve ahí. Yo lloré siendo un niño cuando vi descender al Irapuato. Me emocioné hasta las lágrimas con el ascenso de Curtidores, me enfurecí con su venta, me entristecí con el descenso de León y me estremecí con su regreso tras 10 años de fallidos intentos.
Nada como el sabor tan particular que arroja el descenso. Pero señores, el Ascenso MX como lo conocemos hasta ahora, no tiene razón de ser. Es inviable y arcaico. Requiere de un "reseteo", de un nuevo formato que le dé vida por muchos más años apenas reciba el alta médica. Si la dejamos como está, cada vez con menos contendientes, su esperanza de vida será corta.
El futbol mexicano necesita de inversionistas, de dinero nuevo que venga a aniquilar la multipropiedad. Pero nadie quiere entrarle porque el sistema de competencia puede acabar con una inversión de 100 millones de dólares de la noche a la mañana. ¿Quién en su sano juicio lo haría en estos tiempos?
Supongamos asciende Alebrijes y le preguntan: "Oye, Alebrijes, ahora que ascendiste, debemos informarte que no habrá descenso 3 años...". ¿Por cuál opción se decantarían sus dirigentes? A: "¿Dónde le firmo?" B: "Me parece patético, prefiero descenso y un año para consolidarme".
Habrá más equipos, se requerirán más futbolistas jóvenes, más entrenadores, auxiliares, entrenadores de porteros, visores y directores deportivos.
Si un jugador veterano del Ascenso MX piensa que con esto se acabó todo, está equivocado.
Hay técnicos como Alex Diego y Leonardo Casanova que, con 34 años, dirigen porque tuvieron visión y supieron cuándo y cómo prepararse para seguir con el sueño desde otra trinchera.
Hoy el futbol mexicano no puede sostenerse, no puede ni debe, depender de romanticismos, de dineros públicos, de Universidades ni de Gobiernos. Necesita "formatear" su tarjeta con miras al futuro. Vendrán tiempos mejores. Es necesario un respiro y replantear. Evolucionar o morir.
Twitter: @CARLOSLGUERRERO |