Vivimos en un país donde un entrenador que golpea al primero que se le pone enfrente es aplaudido, alabado y casi beatificado porque simplemente "cae bien", es "raza", es "banda". Vaya, porque es casi como todos y porque es más fácil identificarse con él que con alguien de maneras discretas.
Nos gusta escuchar improperios y nos divierten los insultos. Nuestros días transcurren en un lugar donde una considerable masa es - y ha sido - educada a base de sobajadas, pisoteadas y mentadas de madre. Es la única manera en que podría llegar a entender nuestro modo de vida.
Todo esto lo digo porque apareció Osorio nuevamente en escena y es ahora la víctima predilecta para una lapidación virtual a través de redes sociales.
Les aseguro que miles de cibernautas que despotrican contra el ex entrenador de la Selección Mexicana, ni siquiera se dieron a la tarea de ver la entrevista completa que otorgó a un medio brasileño. Peor aún, decenas de personajes de los medios tampoco fueron capaces de revisarla.
Pero el chiste es subirse a la cascada de insultos. Qué más da si estamos verdaderamente informados del tema. Creemos conocer a fondo cada uno de los capítulos que conforman la historia. Por el contrario, añoramos también que en cada episodio haya sangre, polémica barata, desprestigio y acusaciones.
Osorio no dijo ninguna mentira en relación al tipo de jugadores que tenía (tiene) la Selección Brasileña. Es un técnico que siempre habló sobre la importancia de tener a más jugadores involucrados en las mejores Ligas del mundo para poder hablar de un verdadero desarrollo que permita pensar en el brinco de calidad.
¿Y sobre la mentalidad y el silencio de vestidor? El estratega colombiano tocó fibras y eso la afición mexicana no lo perdona. Exhibió a los futbolistas que siempre han tenido un manto protector, un manto sagrado que los cuida y apapacha desde la grada. Nunca son ellos los culpables.
En un País moralmente correcto, de principios y de mucha ética, el que venga un extranjero a dejar "mal parados" a los seleccionados, no es algo que pueda pasar desapercibido y sin provocar enojo.
¡Por favor! Históricamente siempre se ha hablado de la falta de mentalidad y ahora que se vuelve a poner el punto sobre la mesa, nos hacemos los dolidos y los sorprendidos. El problema es que lo dijo Osorio; no Herrera de manera dicharachera; no Aguirre con carcajada de por medio. Osorio.
¡Cómo es posible que el técnico atentara contra una Selección que ha sido tres veces campeona del mundo! Un combinado que siempre se coloca entre los mejores cuatro del planeta. El señor Osorio nos ha insultado, nos ha pisoteado. ¿Quién se cree?
Nadie tiene el derecho de sacar a relucir cuestiones de un vestidor con aroma a potencia mundial y de paso, de hacer enojar al país donde reina la cordura, la sensatez y la buena educación.
Twitter: @CARLOSLGUERRERO |