Escribir del FC Mazatlán no es popular más que en sus redes sociales, que nacieron con los colmillos afilados.
La manera en la que llega a su nueva sede una franquicia tradicional aunque poco exitosa a últimos tiempos en Morelia, el poco antecedente futbolero de la nueva casa y la ausencia de algún fichaje espectacular, ayudan al prejuicio negativo.
La estrategia de comunicación empleada en medios digitales es visible y toma riesgos: resulta provocativa, contestataria y sanguínea. Si de hacer ruido se trata, lo están consiguiendo relativamente y estarán calculando cómo no se les revierta.
El papel de villano no le queda a un equipo que apenas asoma la cabeza a la Liga MX.
Sin embargo, las primeras muestras en el terreno de juego han sido buenas para el nuevo comensal.
Más allá de haber empatado en su presentación contra Tigres y perdido ante Atlas en un par de encuentros que tuvieron más jugo que resultado, muestra orden, buen juego y un plantel que ya sabía jugar bien.
Juan Francisco Palencia le dará la personalidad que como jugador guerrero y valiente ha tratado de reflejar en su aún corta trayectoria como técnico. La apuesta vale la pena.
Las primeras pinceladas del Mazatlán lo enseñan capaz de presionar la salida del rival, de atacar con sus laterales, de tener velocidad y de saber qué hacer cuando tiene el balón.
Mazatlán recupera rápido cuando pierde, aporta esfuerzo físico y por lo pronto esas primeras impresiones son optimistas pese al ritmo que todos los clubes deben tomar todavía.
Como plaza, la de Sinaloa es ganadora a través del beisbol de la Liga Mexicana del Pacífico.
Solo Sonora le supera en el número de campeonatos, y su gente no aceptará fácilmente ser comparsa en esta vuelta a la máxima categoría.
Lo que hicieron los Dorados de Culiacán hace catorce años no fue exitoso.
La anécdota queda en el retiro de Pep Guardiola como futbolista tras haber sido traído de Qatar -diez partidos, un gol-, la presencia del "Loco" Abreu que sigue jugando, y el intento fallido por hacer algo digno en el circuito.
El gas no le alcanzó más que para dar una probadita en primera división, que le despidió muy pronto del intento.
La representación de una ciudad que vive del turismo y la pesca principalmente, tiene ahora en Mazatlán un estadio flamante, una afición que alimentar y los reflectores de la novedad que le alumbrarán mientras ésta dure.
La dificultad que tenemos los humanos para aceptar los cambios no está viendo probablemente la frescura que aporta una nueva plaza que requiere de algo más que los deseos para salir adelante.
Es una pena que la franquicia se haya oxidado en Morelia tras tanta historia llena de leyendas.
Ahora hay que empezar a escribir la nueva historia en un lugar acostumbrado a ganar.
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