Jugar contra Tigres y León en este 2019 ha sido como ir al dentista: primero te reciben platicándote anécdotas de la juventud y, una vez entrados en confianza, te arrancan los pocos dientes que te quedan.
El partido del sábado entre éstos fue un choque de altísima simetría. Los dos metódicos, regulares, ordenados, tácticos y, al final, nos dejaron claro que muy pero muy pocos en esta Liga, dominan un estilo como ellos.
Es más, me atrevo a decir que Tigres y León son dos de los tres favoritos para ganar el Apertura no obstante que al cierre de la Jornada 8 no ocupan alguno de los primeros cuatro lugares en la Tabla general. Y el tercer favorito, antes que el América con sus tragedias, hoy está Monterrey, Santos y tal vez Querétaro.
Dentro de los equipos que se han rebelado contra la clase pudiente, tenemos que incluir al Guadalajara. Las Chivas de Tomás le ganaron a Tigres y ayer le jugaron como iguales al Cruz Azul.
El Rebaño ha recuperado identidad. No sé si le alcance para clasificar, pero tampoco podemos negar que hoy enfrentar al Guadalajara ya representa un problema para cualquiera.
Pero entrados en semana FIFA, el receso también nos da para hablar del nuevo y moderno ingrediente del juego: el VAR.
Si el futbol siempre ha sido un territorio donde han convivido con sorprendente armonía lo objetivo y lo subjetivo, ¿el visor tecnológico lo ha hecho mejor? Bajo el grito desesperado de "justicia", a los justicieros se les cumplió el capricho y el videotape se reglamentó en el futbol profesional. Pero sin darse cuenta implantaron una instancia burocrática con la única intención de borrar la hermosa ingenuidad, misma que en 150 años siempre alimentó la pasión de un juego que por naturaleza es imperfecto e injusto.
Con el VAR en "ON", ya no se pueden gritar los goles a gusto. El anotador brinca y se abraza con sus compañeros hasta después que el video lo oficializa. Son tantas las circunstancias que se evalúan con la repetición que ahora los aficionados están obligados a tomar un extenso curso con las nuevas instrucciones para poder comprender por qué se invalidó una jugada.
Y ese afán normativo que está inundando y mermando el espectáculo a mí no me gusta. Fricción no es igual que fuerza. Las manos de atacantes contra las manos de defensores, ya no son lo mismo, aunque las dos son manos. Las 17 reglas ahora se me figuran 200. Y lo más absurdo es que la justicia que muchos exigían y,calcularon llegaría con el video, sigue siendo muy "sui generis". Pero en ese afán por encontrar lo justo, no dudo que dentro de poco se manden cotejar las huellas dactilares de los defensores sobre una camiseta de un delantero para verificar si lo agarró o no.
PD: Señores, ¿estaremos próximos al CSI futbolero (Crime Scene Investigation)? No lo dudo.
Lo escrito, escrito está.
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