Ya pasó un año de aquel partido en el que Marcelo Bielsa ordenó a su equipo, el Leeds United, recibir un gol para compensar otro que su club había marcado primero cuando el adversario esperaba una jugada de Fair Play y se quedó parado.
El gesto, que le dio la vuelta al mundo, fue determinante en el futuro inmediato del Leeds que buscaba el ascenso: no fue el partido decisivo pero con ese resultado pudo haberse quitado de encima al Aston Villa para buscar el pase directo a la Premier, en lugar de jugar una promoción que terminó perdiendo.
La ciudad de Leeds, conquistada por Bielsa, le hizo saber de mil maneras que aun con la ilusión truncada, quería que se quedara en el equipo.
A falta de siete partidos para el final del Championship -Segunda División inglesa- el Leeds United ocupa el primer lugar con ocho puntos de ventaja sobre el tercer sitio.
Al ascender en automático los dos primeros lugares, la posibilidad de terminar con el exilio de 16 años sin jugar en la Premier es muy tangible.
El triunfo sobre el Fulham, este sábado, fue convincente pero con la marca de Marcelo Bielsa en la manera de conseguirlo.
El argentino retiró para el segundo tiempo a su goleador -y autor del primer tanto- Patrick Bamford, para corregir tácticamente a su equipo dado que "perdimos la posesión del balón y pese a ir ganando, el rival lo estaba haciendo mejor", según dijo en la conferencia de prensa.
Bamford, fichaje que en costo para el club se compara solo al de Robbie Fowler en 2018 por 7 millones de libras, divide las opiniones entre la afición, pero contó con el apoyo del técnico para continuar en el equipo esta campaña.
No obstante, su cambio permitió ajustar líneas y diseñar un marcador mucho más amplio, de tres a cero, con una superioridad innegable en la segunda mitad.
Para Bielsa sigue siendo muy importante cómo juegan sus equipos. Más todavía que el propio resultado.
Quince mil figuras de cartón colocadas en la tribuna acompañaron al Leeds, en una de las ocasiones más importantes de los últimos meses porque se sacudieron la amenaza del Fulham, hoy ya rezagado.
Jack Harrison, autor del último gol, celebró en la tribuna con las siluetas de cartoncillo, sabiendo que el ansiado festejo del título tendría que ser en silencio, tal y como ocurrió en la Premier con el Liverpool después de 30 años de espera.
Aston Villa y Norwich, dos de los tres ascendidos el torneo pasado, corren serio peligro de descender.
Bielsa está sembrando en Leeds una base para no correr la misma suerte: el plan es subir para nunca más descender.
Marcelo ha esculpido una obra maestra que deberá mantener el ritmo para lograr el ansiado ascenso. Está cada vez más cerca.
La afición, enamorada, alienta desde su casa y pide el máximo premio en tiempos de pandemia.
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