Los directores técnicos no sienten la presión solo cuando están desempleados.
Debe ser muy extraño para los que están "activos", saberse con trabajo y por lo tanto responsables de un grupo al que no pueden dirigir, tocar, ni entrenar.
Si el futbolista es por naturaleza activo, inquieto e impaciente gracias a su juventud y a su competitividad, el técnico no se queda muy atrás: es más maduro por razones de edad y de experiencia, pero también se siente como león enjaulado.
La incertidumbre del desempleado es más profunda porque ahora no tiene ni cómo estar pendiente de los malos resultados de los equipos que pudieran llamarlo de relevo.
Si la desesperación de los que tienen equipo es importante porque no saben cuándo habrán de jugar su siguiente partido y cómo obrar en consecuencia, la agonía de los que están en la lista de espera será difícil de adivinar.
Pero a fin de cuentas, estos tiempos de cuidado y distanciamiento ofrecen una oportunidad para ajustar el enfoque.
La presencia aún a distancia de los directores técnicos con sus futbolistas es hoy muy importante porque esperan la voz de su líder en tiempos de ayuno.
En una charla a distancia con Jair Pereira, comenta que ha encontrado tiempo para entrenarse en casa dos o tres veces al día a fin de mantenerse en forma, pero también para convivir con sus hijos, afinar sus habilidades para tocar piano tomando clases por internet y disfrutando lo que la competencia y los viajes no le han permitido durante toda su carrera.
Javier Aguirre desde Madrid nos cuenta que se terminan las cosas qué hacer, los juegos de mesa, las series que ver.
Y espera con paciencia e ilusión ese nuevo inicio del que estamos pendientes todos porque la vida de todo ser humano sobre la faz de la tierra ha resultado afectada en diferentes grados.
Javier Zanetti desde su casa en el lago de Como nos relata lo duro que ha sido todo esto en el norte de Italia y de la necesidad de que el mundo del futbol se vuelva más comprensivo y generoso; que todos sus integrantes aprendan a ponerse en el lugar de los demás porque nada será igual después de esto.
¿Qué estarán aconsejando los directores técnicos, líderes de barco, a toda su tripulación en cuarentena? ¿Serán conscientes de que su palabra puede ser hoy más valiosa que nunca? ¿Que pueden hacer mejores a sus dirigidos ofreciéndoles el consejo certero y claves diferentes para interpretar su vida?
El mensaje enviado al mundo dice que no todo es competir, ganar, avanzar y ahogar con adrenalina todos los demás sentimientos que se esconden detrás del ritmo de vida. Es tiempo de abrir los ojos de otras maneras. Jair ya lo hizo.
Nuestros directores técnicos jamás tuvieron tal oportunidad de doctorarse.
Veremos cuántos tienen la capacidad de atender el llamado.
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