El futbol mexicano está sostenido por cuatro pilares, a los que se han añadido otros para fortalecerlo en las décadas más recientes.
Es indiscutible que Tigres y Rayados han hecho más solvente la Liga gracias a su inversión, esfuerzo y acierto. Son ya imprescindibles.
La atracción nacional por América, Cruz Azul, Guadalajara y Pumas -en estricto orden alfabético- es fundacional y fácilmente tangible.
Su poder comercial, de convocatoria, de generación de audiencias televisivas y de peso mediático en todo el País es innegable.
Uno de esos pilares pasa tiempos difíciles.
Cruz Azul es un club serio que enfrenta desde hace algún tiempo un cisma difícil de interpretar por quienes lo vemos desde afuera.
Es verdad que el equipo de futbol es independiente a la Cooperativa, pero las noticias, acusaciones, supuestos y aparentes intervenciones de autoridades federales levantan una nube que tapa la vista de todo lo que se relacione con su nombre.
Lo que tiene carácter interno en el día a día de la institución ha salido a la superficie con descomunal fuerza.
La turbulencia, manifestaciones y publicaciones que se han repetido con frecuencia en los tiempos recientes no es lo que merece una de las empresas más fuertes del País, con la extensión que tiene en el futbol con uno de esos cuatro clubes fundamentales. Eso le da una mayor visibilidad.
Se escuchan versiones, posturas y amenazas hacia Guillermo Álvarez Cuevas que no han sido comprobadas ante quien tendría que obrar: no los medios que hacemos nuestro trabajo ni a la LigaMX que afilia a un club porque reúne todos los requisitos desde la década de los 60.
Si hay algo que arreglar de un lado o del otro, tiene que ser ante las autoridades que tienen la obligación de sancionar cualquier irregularidad.
"Billy" Álvarez se compromete, a través de un comunicado, a deslindar responsabilidades, aclarar las imputaciones y colaborar de la manera más amplia con el Gobierno para solventar lo que hasta hoy son versiones que han recogido los medios y las redes sociales.
Hace lo que un líder debe asumir: dar la cara, tranquilizar a la gente que depende de una empresa de ese tamaño y hacer lo necesario para dejar las cosas claras.
¿Por qué habríamos de no creerle? ¿Por el prejuicio, porque tenemos datos oficiales y legales a la mano? ¿Porque suena mal?
Cada quien tiene una percepción de las cosas.
Pero en todo caso, la imparcialidad tendría que esperar hechos para definirse -al menos en la opinión desde afuera- sobre un tema tan delicado.
El futbol aguardará por ello.
Uno de sus pilares está en boca de muchos y es necesario refrescar el aire. Cruz Azul merece volver a la sobriedad y cordura que habitualmente le acompaña.
Más allá de los complejos procesos y estrategias legales, urge claridad.
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