El regreso a la actividad de varias Ligas del mundo puede provocar diferentes tipos de ansiedad. Una de ellas es la del aficionado enclaustrado que pide a gritos que le devuelvan una de las partes divertidas de su vida, y otra la del futbolista, temeroso de que eso suceda pronto.
En Europa se han registrado diferentes reacciones, habiendo un denominador común: el temor de los jugadores a un posible contagio.
Algunas medidas que acentúen la protección han sido propuestas: desde concentrar en hoteles sanitizados a todos los jugadores y cuerpos técnicos de los equipos, hasta practicar exámenes de coronavirus sin excepción a todos los integrantes de la Liga, como sucedió ya en Corea, Alemania y España, registrándose algunos casos positivos que prenden aún más la alarma.
Los futbolistas españoles y LaLiga sostienen argumentos encontrados: los primeros no desean abandonar las necesidades de estar con sus familias y llevar la vida más normal posible, mientras que los segundos desean garantizar que el espectáculo no deba ser interrumpido nuevamente por algún contagio.
Las condiciones de cada país son distintas y la urgencia económica por reanudar los campeonatos choca con una realidad: nada puede garantizar que no va a pasar nada; que los actores estén seguros.
Como cada cabeza es un mundo y nos enfrentamos a una situación inédita a nivel mundial, es imposible saber cuál es la mejor medida: cada quien prioriza de diferente manera las cosas por su propio entorno y su manera de ver la vida.
En México, atrás en los tiempos respecto a la aparición y crecimiento del contagio en Europa, nos falta la parte más intensa según lo anunciaron hace tiempo las autoridades de salud. Y eso hace, por un lado, que observemos lo que están resolviendo en otros lugares para tomar nota, y por otro confirmar que nuestra infraestructura de salud no es comparable con algunos de los países que estamos tomando como referencia.
La petición de Rafael Baca en la exclusiva con CANCHA publicada en esta edición es contundente: pide que se suspenda el torneo.
Que estén lo más seguros posible los actores del futbol es vital, pero solo es el punto de partida de la decisión que en algún momento muy cercano deberá tomar la Liga MX.
La viabilidad de reanudar depende, en efecto, de las instrucciones de las autoridades sanitarias, pero también de la revisión de calendarios, el acuerdo entre todos los involucrados para establecer las reglas del nuevo orden y el número de fines de semana disponibles para desahogar todo lo que ha quedado pendiente y el inicio del siguiente torneo.
Si Europa tiene dudas, en México estamos lejos todavía de pronosticar algo certero.
Los elementos se van sumando para hacerle caso a Rafael Baca y dar por terminado el torneo.
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