La Selección Mexicana terminó ayer con sus compromisos del 2020.
Al vencer 2-0 al representativo de Japón, el equipo mexicano redondeó con saldo perfecto su pequeña gira por canchas austriacas.
El sábado pasado, ante el máximo representante del futbol de Corea, la escuadra tricolor se había impuesto con un 3-2 que quedó lejos de reflejar la clara superioridad manifestada.
Si en el primer tiempo de aquel partido el conjunto mexicano dominó al coreano con amplitud y generó múltiples oportunidades de gol como para resolver el juego en ese lapso, en realidad debió esperar a una segunda parte en la que su desempeño no fue tan bueno pero sí apareció la contundencia necesaria para darle la vuelta al marcador y un rumbo definitivo al partido.
Bastante mejores como sinodales fueron los japoneses de ayer, aunque poco a poco el equipo mexicano supo imponer condiciones para terminar ganando con claridad. A diferencia del partido ante los coreanos, en esta ocasión con un segundo tiempo mucho mejor que el primero.
Ya cumplidos esos compromisos y culminada la pequeña gira por los austriacos lares, a la Selección Mexicana sólo le resta esperar que partidos como estos dos (y como los anteriores, ante holandeses y argelinos) se produzcan con más frecuencia en el afán de prepararse lo mejor posible rumbo a Qatar 2022.
Algo que difícilmente sucederá cuando se normalicen las cosas y el negocio alrededor del Tri vuelva a ponerse en marcha, cuando vuelva a ser el criterio del dinero el que prevalezca en esos partidos de preparación.
Por lo pronto, lo que regresa es el Guardianes 2020 para desahogar este fin de semana la recién reinstalada fase del "repechaje", esa instancia en la que primordialmente se premia la mediocridad de esos cuatro equipos que después de 17 jornadas no fueron capaces de ubicarse entre los ocho mejores.
El Pachuca, el Necaxa, el Toluca y el Puebla contarán, sin merecerlo mucho que digamos, con la oportunidad de salvar el torneo, algo que cualquiera de ellos lograría en caso de doblegar a domicilio a cualquiera de los respectivos adversarios: el Santos-Laguna, las Chivas, los Tigres y el Monterrey.
Aunque luzcan como favoritos los anfitriones (sobre todo en lo que se refiere a los dos equipos regiomontanos) para nada puede descartarse la posibilidad de una sorpresa, y ni siquiera lo sería tanto, por ejemplo, un triunfo tuzo o necaxista.
Para aderezar esta instancia, en el caso de las Chivas acaba de surgir la incomprensible intención de pedir la inhabilitación de Ignacio Rivero, jugador del Cruz Azul que el domingo pasado, en un partido amistoso entre su equipo y la Selección Mexicana Sub-23, provocó una lesión de Alexis Vega, con quien el cuadro tapatío no podrá contar en varias semanas; seguramente, hasta el siguiente torneo.
Una jugada que cuando mucho puede ser considerada como una falta, que ni siquiera ameritaría tarjeta amarilla, fue considerada como artera y de mala intención por Ricardo Peláez, dirigente de las Chivas que por lo tanto aseguró que pedirían la inhabilitación del mediocampista uruguayo del Cruz Azul. Inhabilitación que -evidentemente- no hay forma de que proceda.
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