No es por aquella serie de terror en la televisión mexicana que hizo época y ganó premios.
Pero si es una alusión a que la gran Final por el título puede tener pasajes de verdadero espanto.
Los directores que aquella producción de Fernando Sáenz de Miera alternaba, eran de lo más granado: Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Alfonso Arau, Héctor González Iñárritu.
La de ésta, tiene dos nombres diferentes en consagración, número de títulos y fama: Ricardo Ferretti y Nacho Ambriz, mas célebre como futbolista que como entrenador por lo menos hasta ahora.
Y lo que tienen en común ambas cosas, es que forman parte de la industria del entretenimiento aunque en una de ellas, la futbolera, haya también un importante componente pasional de por medio.
La combinación de esmeraldas y felinos tiene una veta a explorar: mucha gente que no es parcial ni de uno no del otro se asomará a ver ambos partidos por la importancia de lo que está en juego. A nombre del futbol, hay entonces una misión que cumplir: conquistarlos.
En la serie de televisión referida, aparecía una bella mujer haciendo el papel de la muerte.
Cuando iba a ocurrir algo terrorífico en la historia, la sutileza suplantaba lo explícito o cruento de cualquier escena: se daba por entendido con gran arte el desenlace del capítulo.
En el caso del futbol, la necesidad de triunfo esquiva sutilezas: si hay que jugar feo, especular, guardar un golecito o hacer tiempo de forma deliberada, se hace sin el menor recato.
Lo mejor que puede pasar en esta gran Final llena de imparciales es que entregue espectáculo. Que los entrenadores y los futbolistas entiendan que también son parte de las cosas con que los seres humanos mortales nos entretenemos y luego idealizamos como gesta heroica.
La Champions y la Europa League son un buen ejemplo de lo que es la vocación por el espectáculo y el respeto a cierta filosofía que no todos comprenden.
Ganar es muy importante, pero hacerlo buscando el triunfo más que evitando la derrota, lanzando al ataque las líneas cada vez que sea posible y aceptando que el último instante, también puede cambiar la historia, da un sabor distinto.
Liverpool y Tottenham, seguro, han logrado una buena cantidad de adeptos después de sus gestas heroicas de las Semifinales.
Hasta el Ajax, que no llegaba a tales alturas durante los últimos 14 años, sembró en nuestra memoria que la filosofía es a veces más importante que la propia victoria. Ajax exportará medio plantel gracias a la calidad de futbol que tiene.
Que en la Final mexicana gane el mejor y que gane bien.
Que nos divierta más que los seis partidos de Liguilla que entregaron sendos marcadores de uno a cero.
Que la especulación sea menos, y la agresividad más.
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