![](https://www.cancha.com/libre/imgdiseno/btn_cerrar.png) ![](libre/imgdiseno/pix.gif) | ![](libre/imgdiseno/pix.gif) | El automovilismo es una pasión que se hereda.
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El automovilismo es el legado que Ricardo Pérez de Lara y Homero Richards le han dejado a sus hijos.
En la mayoría de los entrenamientos y carreras, las familias de los pilotos acudían para apoyarlos, y en el momento en que Ricardo y Homero subían a sus autos, los pequeños de la casa poco a poco se contagiaba de esa emoción.
Por el lado de la familia Pérez de Lara, Pablo y Andrés continuaron con la tradición y, actualmente, compiten en seriales nacionales.
Mientras que Ivanna, hija de Richards, es referente del kartismo nacional y ha sido la primera mujer en participar en el Campeonato Internacional de Kartismo en Le Mans, Francia. SIEMPRE DAR EL CIEN Cada uno de los movimientos que realizan Pablo y Andrés Pérez de Lara con el volante están llenos de confianza.
"Dar siempre el cien y creer que se puede" es el consejo que Ricardo, su padre, les ha dado desde su primera carrera hasta la fecha.
Pablo, el mayor de los hermanos, descubrió su pasión por los autos cuando a lo lejos vio a su papá sonreír mientras conducía a alta velocidad en el Autódromo de Puebla.
"La pasión por la velocidad, y un poco de mi historia en el automovilismo la heredé de mi padre. Desde muy muy pequeño mi papá me llevaba a las pistas, la primera memoria clara que tengo de eso es ir al Autódromo de Puebla un domingo con mis abuelos a ver a mi papá correr.
"Como primera experiencia conmigo al volante fue en la pista de Cuernavaca, estaba viendo a mi papá y a sus amigos en los gokarts cuando llegó una persona vendiendo un kart baby que me dejo probar y acabamos comprando, yo tenia 3 años", recordó Pablo, quien actualmente compite en la Súper Copa Mercedes.
El segundo hijo de Ricardo, Andrés, eligió el mismo camino.
La adrenalina del deporte motor tocó su corazón y su destreza y concentración lo llevaron hasta la F4 NACAM, serial que ha sido telonera de la Fórmula Uno durante el Gran Premio de México.
"Siempre he estado en contacto con los coches gracias a él. Me ayuda mucho el estar siempre conectado con el deporte y aprendiendo de toda su experiencia para ser campeón, principalmente a la hora de manejar y tomar decisiones.
"Soy muy calculador e intento siempre dar lo mejor de mi para lograr constancia y rapidez, me gusta ganar siempre", expresó el joven piloto de 15 años. CHIQUITA... PERO PILOTO
Por el retrovisor del auto de Homero Richards se puede observar la silueta de una pequeña piloto.
Sin olvidar su nómex, los guantes y el casco, Ivanna se prepara para subirse a su bólido y escribir su propia historia en las pistas, así como lo hiciera su padre en la Nascar México.
"Mi papá iba a entrenar a una pista que se llama Cuautla y empecé a entrenar con él, siempre quise subirme porque se veía que iban rápido. Nunca me dieron nervios, me acuerdo que me subí a un baby, un auto chiquitito color amarillo, y sentí mucha felicidad de que ya me iba a subir.
"Mi mamá siempre tiene nervios cada que compito, pero mi papá es el más feliz, le encanta verme correr a más de 100 kilómetros por hora y nos emocionamos mucho cuando llego en primer lugar", explica Ivanna.
Con su primera participación internacional en Le Mans, Francia, la pequeña de 11 años, espera continuar en el automovilismo y algún día tener el mismo reconocimiento que su padre.
"Mi papá siempre ha sido mi ídolo, sé que el está orgulloso de mí porque me apoya y acompaña a todas las carreras, lo quiero mucho", agrega Richards. |