Nunca lo vi jugar mas que en películas. A pesar de que murió joven, a los 30 años, en un accidente de aviación cerca de Monterrey, Rafael Osuna dejó una huella imborrable en el tenis internacional y mexicano.
Rafael conquistaba el Abierto de Estados Unidos en el año 1963 derrotando a Frank Froehling, siendo el primer tenista mexicano en ganar un título de singles en torneos de Grand Slam. En dobles, conquistó el torneo de Wimbledon en 1960 con Dennis Ralston y en 1963 con el mexicano Antonio Palafox. Ganó el US Open en dobles en 1963 también con Palafox.
En 1962 el Equipo Mexicano llegaba a la Final contra Australia en Brisbane. El conjunto lo integraron Osuna, Palafox, Mario Llamas y el capitán Francisco Contreras. Se perdió esa serie 4-1 ante Rod Laver, Roy Emerson y Neale Fraser, Ken Fletcher y Harry Hopman como capitán.
Jugador colegial por la universidad de USC con el mítico entrenador George Toley, "El Pelón", como apodaban a Osuna, con una gran personalidad, siempre jovial, competitivo. Su forma de jugar, agresiva, atlética, veloz, de gran reacción, siempre buscando terminar en la red. Ingresó al Salón de la Fama internacional en 1979.
Cuando era niño me inspiraba ver el tenis profesional en la tele. Televisa aprovechaba la gran popularidad de Raúl Ramírez y transmitía en cadena nacional los cuatro Grand Slams y los partidos de la Copa Davis en los que participaba México. Las narraciones siempre por el Chente Zarazúa y Pancho Contreras.
En 1981 vi cómo un chamaco de 17 años, Jorge Lozano, debutaba contra Estados Unidos representado por John McEnroe y Roscoe Tanner en singles y Marty Riessen y Sherwood Stewart. Ramírez y Jorge lograban la victoria en dobles y, aunque perdieron la serie, recuerdo que fue una gran inspiración y alegría que me motivaba para seguir practicando y mejorando.
Cuando era niño anunciaban que Ramírez jugaría un torneo de la WCT (World Championship Tennis) en la Ciudad de México con Bjorn Borg y Vitas Gerulaitis, en el Gimnasio Juan de la Barrera, junto a la alberca olímpica, por el rumbo de División del Norte. Soñaba poder estar cerca de Raúl y terminé siendo recogepelotas, viendo pegar y jugar, no sólo a Raúl sino al místico Borg y el carismático Gerulaitis. Ellos eran los mejores jugadores de esa época, lo cual me inspiró para seguir soñando algún día poder ser tenista profesional. Poder tener los tenis de Ramírez, la raqueta de Raúl fue un parteaguas de lo que llegué a ser como profesional. Todos ellos héroes de muchas generaciones.
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