Si bien es cierto que dos jornadas son pocas para pensar en algo sólido hacia el futuro, también lo es que no son para tirarse a la basura.

Pumas no puede tirar cohetes, pero si puede gozar de la tranquilidad que da un inicio con dos victorias. Sufrió por momentos tanto contra Querétaro como frente al Atlas, pero en la buchaca tiene seis puntitos y a un goleador con un par de dobletes.

El inicio refulgente de Juan Ignacio Dinenno está respaldado por sus propios antecedentes: muchos goles en proporción a los minutos jugados desde que llegó al equipo.

El argentino, hablando de cuentas claras, ha conquistado en este inicio tres goles menos que los marcados por Carlos González en el Apertura 2019, último torneo completo del que tenemos registro.

En las dos últimas décadas, Pumas solamente ha tenido cinco goleadores de dos dígitos: Nico Castillo con 11 (Clausura 2017), Ismael Sosa con 10 ( Apertura 2015), Esteban Solari con 14 y 10 (Apertura 2007 y Clausura 2008) y Bruno Marioni con 16 (Clausura 2004).

¿Será Dinenno el siguiente goleador de Pumas que marque diez tantos o más en un solo torneo?

SI así fuera, tampoco hay garantía de que sea suficiente porque un goleador necesita de más gente que le acompañe en la producción ofensiva de un equipo y Pumas lo tiene: Carlos González puede, junto con Dinenno, formar ese tándem que hace tiempo no tiene el club universitario.

El paraguayo es efectivo, tiene gran clase, se esfuerza para botarse del área, para ayudar al juego del equipo y se está entendiendo de maravilla con el chico de moda. Los goles de Carlos no tardarán mucho en llegar.

Las buenas noticias de Pumas no significan más que el inicio venturoso que les permite trabajar con menor presión, pero hay otras que resultan desagradables.

La mas importante, que al Club Universidad se le ha etiquetado casi como un pordiosero que no tiene dinero ni técnico que le tire un lazo: Hugo Sánchez ya dijo que no, se supone que a La Volpe le hicieron una oferta tan baja que lo está pensando -lo que es falso- y tanto Jaime Lozano como Gonzalo Pineda parecerían inalcanzables.

En el caso de los últimos dos, están comprometidos con otros proyectos que han de honrar y en el de Hugo hay motivos personales para declinar.

No es un favor para Pumas que algunas cosas se hayan hecho públicas: el rompimiento con Pablo Barrera, la inocultable salida de Michel y la búsqueda sin éxito de su sucesor.

Además de los resultados, hay algo que los responsables de Pumas deben resguardar: su imagen pública y sus convicciones.

Y entre estas últimas, las circunstancias podrían orillarle a cometer el error de mantener a Andrés Lillini en el primer equipo, quitándole la misión fundamental de formar jugadores.

Por lo pronto, nace en CU la ilusión válida de volver a ser protagonista.

 
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