Esta noche el León y las Chivas irán en pos del único boleto que queda disponible para la Gran Final del Guardianes 2020.
Con el Cruz Azul ya instalado en ella (aunque deberá cumplir mañana con el trámite de jugar otros 90 minutos en la cancha de los Pumas), sólo queda por verse cuál será el otro finalista de este azaroso torneo.
El empate producido en el "primer tiempo" de ese duelo, aunado a la forma en que se produjo, ubican a la poderosa escuadra esmeralda como clara favorita para instalarse en la última instancia; pero la dignidad con la que han sabido competir las Chivas no permite descartar para nada la posibilidad -aunque improbable- de que el conjunto rojiblanco sorprenda a todos contradiciendo a los pronósticos.
Entre otras cosas, una Liguilla está para que quienes lleguen a ella desplieguen ahí su mejor futbol y sean capaces de esgrimir sus más sólidos argumentos y enarbolar con eficacia sus más contundentes herramientas.
Algo que, por ejemplo, sí han entendido las Chivas y no los Pumas. Las primeras, al brindar -en sus cuatro partidos jugados después de la fase regular- actuaciones claramente por encima de su nivel de juego promedio a lo largo de 17 jornadas; y los segundos, al ofrecer la peor de sus exhibiciones, lastimosa, el pasado jueves en la cancha del Estadio Azteca.
Como al igual que las Chivas este Cruz Azul también sabe cómo se juega y debe jugarse en una Liguilla, la peor actuación auriazul se conjugó con la mejor celeste, para así producir un marcador que prácticamente arrojó con tres días de anticipación a uno de los finalistas.
Muy distinto fue el primer partido entre tapatíos y guanajuatenses, mucho más equilibradas las acciones: alterno el dominio, nada clarificador el resultado; y por lo tanto, menos predecible el desenlace.
Sin embargo, como favorito natural está inobjetablemente el León; por lo que ha jugado, por lo que se sabe que puede jugar, porque lo hará en su cancha y porque el empate lo favorece.
Sólo apelando a la elevada eficiencia colectiva que sí es capaz de aclanzar, desplegando su mejor futbol posible, y a la espera de que el León no despliegue el suyo, podría el Guadalajara aspirar a producir la sorpresa.
Cualquier triunfo, o un empate a cero o a uno, convertiría al conjunto leonés en el otro finalista, mientras que a las Chivas solamente les serviría una victoria... o cualquier empate a dos o más goles.
¿Cómo lucen -para ponerle números al asunto- las probabilidades de llegar a la Final para cada uno de los cuatro semifinalistas?
Más o menos así: Cruz Azul 95%, León 69%, Chivas 31% y Pumas 5%.
¿Y las probabilidades de ser campeón?
Tal vez, poco más o poco menos, el León con 42%, el Cruz Azul con 40%, las Chivas con 15% y los Pumas con 3%.
En consecuencia, la Final entre el León y el Cruz Azul luce como la más probable, aunque seguramente las Chivas tratarán de opinar otra cosa.
Será cuestión de verlas esta noche... y de saber qué tanto las deja hablar el León.
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