El doctor Pepe Porras festejaba orgulloso el Centenario de nuestro querido Atlante dentro del río de gente que se dio cita en el Ángel de la Independencia ese 16 de abril del 2016.
Pepe, con su camiseta azul marino y el escudo de nuestro equipo en el pecho, llevó a su amigo Oswaldo para sentir lo que significa el atlantismo, dentro de un extrovertido sector de la población chilanga... una jornada memorable para el doctor Porras e inolvidable para Oswaldo.
Desde 2010, Pepe ingresó a trabajar en el hospital del IMSS de Iztacalco y su compromiso fue incondicional. Poco antes de la pandemia se le diagnosticó diabetes y tenía hipertensión, sin embargo, ni las enfermedades ni el sobrepeso fueron impedimento para que el doctor se olvidara de los horarios y los riesgos, por atender al cada vez más creciente número de pacientes en el área de urgencias del hospital. Así, como muchos médicos, Porras dio positivo... se le diagnosticó el 15 de abril.
En días recientes, la FIFA grabó un video con aplausos de diferentes futbolistas y ex futbolistas de ambos sexos, quienes únicamente aplauden, para convertirse poco después en una ovación. Hacia el final, diferentes médicos y enfermeras agradecen los aplausos con la mano en el corazón. De la misma forma, particulares y empresas ofrecen comida y servicios a estos extraordinarios seres humanos que, literalmente, se juegan la vida en cada jornada.
Y es que, no nos cabe la menor duda, los médicos de todo el mundo se han edificado como los héroes de la crisis sanitaria. Nadie se encuentra más expuesto a contraer el virus que doctores, enfermeras y personal de los diferentes hospitales que atienden sin parar a los afectados. Justamente por eso han sufrido inexplicables agresiones.
México cuenta con 2.2 médicos por cada 100,000 habitantes, la mitad que en países europeos, pero además no se cuenta con suficiente equipo de protección para encarar el virus, por lo que auténticamente el personal médico "va a la guerra sin fúsil".
El 18 de abril fue el aniversario del Atlante; para su mala fortuna, Pepe lo vivió con su ingreso al hospital y, poco después, a terapia intensiva. Su condición empeoró en pocas horas y un par de días después, solo dependía de un milagro...
El milagro no llegó y falleció el 21 de abril.
Porras deja a su esposa Herlinda (también doctora) y a sus pequeños hijos Braulio y Sara, quienes podrán estar orgullosos que su padre hizo mucho más por su País y su gente, que todos los ídolos atlantistas juntos que se quedaron enmarcados en su casa... porque su padre sí fue un héroe que salvó vidas a costa de la suya y hoy todos los atlantistas, junto a su inseparable amigo Oswaldo, le brindamos una ovación más ruidosa de lo que muestra cualquier video viral.
Twitter: @FELIXATLANTE12 |