Recuerdo perfectamente el momento de mi debut. Estaba en Acapulco en el año 2001. La impaciencia de un niño de 11 años, combinada con nerviosismo no me dejaba quieto un segundo.
Mi madre buscando tranquilizarme, dijo que no me preocupara, que lo importante era competir. En ese momento la miré a los ojos y le dije "lo voy a ganar". Fue así como empezaba mi carrera como triatleta profesional y el sueño por representar y poner en lo más alto el nombre de México.
Han pasado 18 años de aquel momento y estamos a punto de comenzar los Juegos Panamericanos; el evento continental más importante y con él, el sueño de cientos de atletas mexicanos.
Pensar en este nuevo reto, me hace recordar el trabajo y sacrificios que cada uno de los atletas hemos hecho. Cada desmañanada, cada lesión sufrida, cada llanto de frustración, cada evento familiar perdido; en fin, lo único que puedo decir es que ha valido totalmente la pena.
Es por esto que a minutos de que inicien los juegos, felicito a mis compañeros y les deseo que sea una gran competencia. Que el oro brille hacia México, pero si las circunstancias no lo permiten, levántense, luchen nuevamente y siéntanse orgullosos de lo que estamos haciendo.
¡Mucho éxito!
*El autor de esta columna quedó ayer, por lesión, fuera de su competencia en Juegos Panamericanos.
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