Con todo lo que ha ganado, con todos los trofeos levantados y con sus goles que han llegado a sitios históricos, Gignac ya no tendría que demostrarle nada a nadie y sin embargo, continúa levantándole la mano al entrenador como si fuera su primer entrenamiento, sigue bajando a recuperar balones como si fuera el partido de su debut y sigue mostrando sacrificio cuando su equipo defiende como si no tuviera el puesto titular asegurado.
Ante Chivas se lesionó del tobillo... minutos después se levantó y continuó. Cualquier otro jugador hubiera pedido su cambio. Sobre todo cuando se permiten cien modificaciones. Pero no, André no es de esa clase de futbolistas. Gignac es de otro apartado postal, de otra bodega; es de los que no entienden si es partido oficial o de preparación y al no entender, se dedica a dejarlo todo.
Para él resulta lo mismo si su técnico está en etapa experimental o si su equipo se juega la vida en un duelo decisivo. El francés disfruta igual si todo aquello está convertido en una mesa de laboratorio. Siempre tendrá la fórmula precisa y perfecta para marcar diferencia. Le da lo mismo jugar con bata de científico que con zapatos de charol y traje de gala.
André Pierre puso el ejemplo y lo hizo de manera categórica con su doblete. Lanzó un potente mensaje a todos aquellos que han tomado la Copa GNP por México como una cómoda alfombra para estirar las piernas y para caminar placenteramente mientras los minutos consumen el cronómetro. Gignac ha exhibido a los que han salido a cuidarse de más, a jugar al treinta por ciento de su capacidad o simplemente a cumplir.
Jóvenes, veteranos, prospectos, experimentados y consolidados, tendrían que pedir desde ahora, el video del atacante galo ante Chivas para revisar el significado de ser profesional.
Valdría la pena que analizaran sus movimientos aún sin la pelota y que contabilizaran cuántas vences frunce el ceño y aprieta los puños como si en cada movimiento se jugara una convocatoria a la Selección Francesa.
Si tan solo tuviéramos a más jugadores como él en el torneo de preparación, otra cosa sería. Me encantaría que la gran mayoría de los futbolistas entendieran que en sus botines y en los músculos, también llevan una dosis de responsabilidad para echar a andar la gran maquinaria que da vida a la industria de nuestro futbol.
Que de ellos también depende que más gente consuma el producto y que más patrocinadores se suban al barco para evitar un punto de crisis post pandemia que termine afectado sus bolsillos.
Sé que es un torneo de preparación; que vértigo y espectáculo difícilmente habrá pero, al menos una raya más de intensidad es lo que se pide. Y sobre todo, aprovechamiento por parte de los jóvenes que rara vez tienen tantas oportunidades y minutos como ahora para demostrar que pueden competirle a cualquiera.
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