Es como el café descafeinado o la leche deslactosada: no sabe igual pero es mejor para la salud.
La Bundesliga alemana nos enseñó este fin de semana, el primer avance de una Liga de prestigio sobre lo que será el futbol durante los próximos meses.
No solamente causa conflicto ver partidos con tribunas vacías, lo que ya es un choque cultural; es también la conducta modificada de los propios futbolistas para prescindir del eco emocional de una tribuna delirante. Si el buen actor debe desempeñarse igual en un teatro lleno que en uno con diez localidades vendidas, ahora al deportista le toca experimentarlo también hasta para festejar los goles.
El manual del buen profesional dice que todo tendría que ser igual, pero los sentidos van más allá que la obligación. Voluntariamente o no, los estímulos que desaparecen han de tener una influencia.
Tobias Altschäffl en The Guardian de Londres, explica de manera interesante la experiencia de cubrir el partido entre Augsburgo y Wolfsburgo.
Refiere que solo hubo 239 asistentes que debieron llenar un cuestionario, dejar tomarse la temperatura y mantener por lo menos metro y medio de distancia con cualquier otra persona.
Solo diez reporteros de prensa escrita tuvieron cabida en la tribuna, tras enviar hace varios días su petición. El club decidió quiénes podían entrar al estadio.
Los suplentes fueron ubicados en la tribuna general con acceso al campo, el gol del equipo local fue acompañado por la canción del club, pero ahora sin el coro de los 25 mil fans en la grada que suelen cantarla, y la conferencia de prensa se hizo a través de una aplicación digital: los reporteros estaban en el tercer piso del estadio y los técnicos en la planta baja.
En realidad solo había uno de ellos, porque Heiko Herrlich, entrenador del Wolfsburgo, reveló en días anteriores que fue a la farmacia a comprar una pasta de dientes durante los siete días de cuarentena obligatoria para todos los equipos de la Liga, y tras despertar una gran polémica, el club acordó con él que no se presentara al primer partido que debió dirigir, dado que fue contratado poco después de las medidas de distanciamiento que ha producido la pandemia.
Viendo por televisión los partidos, como espectadores también nos sentimos muy extraños.
Las Ligas de todo el mundo habrán de decidir cuándo reanudar sus torneos, pero de que serán descafeinados y deslactosados, no queda la menor duda.
Como tantas cosas que se han enfrentado y aprendido durante las últimas semanas, todos deberemos acostumbrarnos a ese sabor y sensación distintas a las de toda la vida.
Es la nueva realidad que - todos deseamos- habrá de ser temporal porque algún día volveremos a ver futbol y a vivir como hasta hace poco lo hacíamos.
El regreso de la Bundesliga es un agradable primer paso.
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