Drew Brees es uno de los mejores mariscales de campo en la historia de la NFL. Más allá de si logra un título más antes de retirarse, su lugar en el Salón de la Fama está asegurado. Por otra parte, pocos habitantes de Nueva Orleans jugaron un rol tan trascendente para la reconstrucción de la ciudad luego de que esta fuera devastada por el huracán Katrina hace 15 años, y sus trabajo altruista ha generado muchos millones de dólares para apoyar diversas causas benéficas, amén de haberlo llevado a recibir el prestigioso reconocimiento Walter Payton, como el hombre del año en 2006.
Es justamente por todo lo anterior, que resulta increíble que el veterano de 41 años haya sido tan poco cuidadoso con sus declaraciones en torno a las protestas por la muerte de George Floyd. Tal como lo hizo en 2016 cuando se le preguntó sobre la protesta de Colin Kaepernick, Brees insistió en que para él, era una falta de respeto a las fuerzas armadas de los Estados Unidos que alguien no se pusiera de pie durante el himno nacional.
Cuatro años no fueron suficientes para que Brees entendiera la causa por la que uno de sus colegas había decidido mantenerse en la banca durante la ceremonia del himno, y los motivos por los que después de hablar con Nate Boyer, un ex boina verde del ejército norteamericano, modificó su protesta y puso una rodilla en tierra. Cuatro años no le alcanzaron a un hombre que ha ganado más de 240 millones de dólares en la NFL, para evitar caer en una trampa que Donald Trump puso en su campaña para la presidencia del 2016, desvirtuando ante la opinión pública la protesta contra la brutalidad policiaca. Cuatro años fueron insuficientes para que un hombre que comparte el vestidor con más de 35 jugadores afrodescendientes asimilara que el problema que Kaepernick quiso visibilizar con su protesta, no solamente no se ha resuelto sino que se ha exacerbado.
Aún así, y justamente por todo lo que Drew Brees representa para los Santos y para la ciudad de Nueva Orleans, su disculpa tiene que tomarse en cuenta como un acto lleno de valentía y autocrítica.
Sin embargo, Sean Payton tendrá que echar mano de toda su habilidad y experiencia como líder para intentar recuperar la armonía en el vestidor. La tarea no será sencilla, tomará tiempo y sin duda, será el mayor reto en la carrera del veterano entrenador en jefe. Y es que si la disculpa de Brees no es suficiente para que sus compañeros le vuelvan a tener confianza, Payton podría verse obligado a mandarlo a la banca, una decisión que seguramente le costaría la posibilidad de pelear por un título, pero que podría ser la única salida de cara al futuro de la organización.
Twitter: @JosePabloCoello |