Las condiciones y características que presentan comunidades afectadas por la violencia en México generan ciclos interminables de estigmatización, abandono, falta de oportunidades educativas, laborales y de esparcimiento, trayendo consigo un recrudecimiento de las consecuencias humanitarias para los sectores más vulnerables, específicamente niños y adolescentes.
Desde este enfoque, el deporte en entornos violentos se convierte en un elemento disruptivo y valioso que ayuda a mitigar las afectaciones provocadas por dicho contexto, ya que brinda oportunidades para crear espacios de convivencia pacífica; fortalece el sentido de pertenencia y estrecha vínculos de solidaridad en una comunidad (más allá de las relaciones de poder y hostilidad del día a día); establece referentes aspiracionales de éxito basado en el esfuerzo, el trabajo en equipo y respeto a las reglas, pero, principalmente, brinda esperanza y ofrece invaluables momentos de felicidad a los niños y jóvenes de estos entornos desoladores cuando son reconocidos por ser el mejor portero, la más veloz corriendo o son parte del mejor equipo de basquetbol escolar.
Ante esto, es indispensable garantizar el acceso a espacios y actividades deportivas y recreativas a niños y jóvenes, lo cual requiere de la voluntad y esfuerzo de toda la sociedad, comenzando con el establecimiento de políticas públicas.
Twitter: @cdr_hugo |