Era junio del 2006. Tras haber hecho una importante inversión económica en el primer torneo en el Ascenso y perder la Final contra Querétaro, con Cesar Luis Menotti como DT, la directiva del Puebla decidió disminuir la inversión, optar por un proyecto conservador y darme a mi la oportunidad de ser el técnico del equipo.
No descender a Segunda División era el único objetivo que me impusieron. Presupuesto limitado, un plantel en su mayoría proveniente de Fuerzas Básicas, y el cuerpo técnico en su primera experiencia de esa índole. Pronósticos reservados por parte del público, pero su servidor con una ilusión tremenda.
Tenía claras 2 cosas: que por mi poca experiencia y jerarquía como DT esta iba a ser mi única oportunidad para ser aceptado en el mundo del futbol profesional. Que ese era mi único disparo y que tenía que jugármela con valentía.
Fuimos de menos a más a un ritmo hasta cierto punto acelerado y sorprendente para mi. A medio torneo me di cuenta que teníamos posibilidades de competir con todos. Era mi oportunidad de competir con un equipo con el cual me sentía identificado y creo que ellos conmigo también.
Decidí incorporar al cuerpo técnico un "creativo", alguien que basado en sus conocimientos psicológicos, manejo de grupos terapéuticos, sensibilidad artística, que aprovechando su nulo conocimiento del deporte y teniendo como base la confianza ciega que tenía en él, hiciera que volviéramos a contactar con nuestra esencia humana, que volvieran los jugador a conectar con su herramienta principal, el cuerpo, y todos estar en la misma sintonía y ritmo para convivir.
Gianni Capitani, romano, increíblemente sensible, apasionado por el despertar de sus clientes y alumnos, cuan agradecidos estamos todos los de aquel plantel del Puebla, que nos recordaste que, a pesar de las grandes expectativas que estábamos generando, desconectar con nuestra verdadera esencia creativa sería el peor error.
Desafiante y ambicioso cometido te propuse: no son futbolistas, son todos artistas y así quiero que los trates. Tu, siendo simplemente Gianni aportaste, con actividades totalmente innovadoras para nuestro entorno, como una obra de teatro dentro del campo en base a acciones de juego tu dictabas, o cuando la tarde previa a un partido de Liguilla cambiaste el entrenamiento en cancha y les diste a cada quien un pedazo de papel a manera de lienzo para que expresaran y liberaran el sentir de esos momentos tan cargados de energía.
En un organigrama actual, Gianni sería el sicólogo, pero en 2006 cuando esto apenas comenzaba y con un DT que estaba bajo la lupa, creí arriesgado incorporar a alguien con esa etiqueta de la que muchos teníamos o tenemos prejuicios, pero cuanto nos ayuda.
Por esa razón decidí presentarlo como nuestro "creativo".
"La cancha habla Chelís, la cancha habla". Cuando muchas veces por miedo perdía el rumbo, Gianni me recordaba: "la cancha habla".
Recuerdo en esos momentos cuanto me ayudaba el concepto, pero hoy, creo que apenas lo comienzo a comprender. La cancha habla, si, pero hay que tener el valor para escucharla.
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