La semana pasada la NFL anunció que, tras haber sido incapaz de recabar elementos contundentes que probaran que Tyreek Hill hubiera abusado de su hijo de 3 años de edad, no sancionaría al jugador de los Jefes, quien a partir de ese momento estaba en libertad de incorporarse a los trabajos de pretemporada del equipo de Kansas City. Como era de esperarse, la escuadra dirigida por Andy Reid de inmediato puso fin a la suspensión que le había impuesto a Hill desde el pasado mes de abril, y le abrió las puertas de la institución a un jugador fundamental en la ofensiva comandada por Patrick Mahomes.
En principio, la Liga fundamentó su decisión en el hecho de que no pudo tener acceso a buena parte de las evidencias del caso por tratarse de un asunto privado, en el que la autoridad judicial había concluido que no podía determinar quién o quiénes le habían provocado las lesiones al hijo de Tyreek Hill y Crystal Espinal.
Aunque el comisionado Roger Goodell dejó abierta la puerta para cambiar su decisión en caso de que surgieran nuevos elementos de prueba, la situación de uno de los jugadores más explosivos de la NFL cambió radicalmente. De estar a las puertas de una suspensión que pudo haberle costado ser dado de baja como sucedió con Kareem Hunt, Hill podría recibir una multimillonaria extensión de contrato. Todo esto a pesar de aquella llamada telefónica en la que textualmente le aseguró a su ex pareja que no sólo su hijo sino también ella tendría que tenerle terror.
Lamentablemente, con este anuncio, la NFL ha dejado pasar la oportunidad de mostrar su compromiso en la lucha contra el abuso infantil. Sin embargo, me queda claro que en la presente coyuntura, en la que dueños y jugadores están buscando llegar a un acuerdo para la renovación del contrato colectivo de trabajo, la seguridad de un niño de 3 años y de su madre, es mucho menos importante que los billones de dólares que están en juego.
El poder que el contrato anterior le dio al comisionado para impartir justicia ha sido cuestionado muchas veces por jugadores que a lo largo de los últimos años han sido suspendidos por Roger Goodell. Y ese es, sin duda, uno de los puntos más álgidos en las negociaciones que desde hace meses se pusieron en marcha.
Estoy convencido que Tyreek Hill se merecía un castigo ejemplar, tanto de la NFL como de su equipo. Sin embargo, ni Goodell ni los Jefes de Kansas City quisieron pagar el costo de suspenderlo en este momento.
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