Debo confesar que nunca había visto tal locura en las redes sociales de nuestro País, específicamente en el tema del golf. El fin de semana ocurrió algo que hace 42 años no pasaba en el golf mexicano, pues Carlos Ortiz ganó el Vivint Houston Open, evento del PGA Tour.
Antes de Carlos sólo dos mexicanos habían logrado la hazaña: César Sañudo en 1970 al ganar el Azalea Open, y Víctor Regalado en 1974 en el Pleasant Valley Classic y en 1978 con el John Deere Classic.
Los dos oriundos de Tijuana, de Sañudo se sabe poco y Regalado vive en San Diego, se dedica a dar clases en el Campestre de Tijuana; me tocó verlo competir en la Copa México de 1978 en el Club de Golf México, donde jugó en aquella ocasión Jack Nicklaus. Llevo toda mi vida dedicada en gran parte al golf y la verdad es que no recuerdo la última victoria de Regalado, únicamente me viene a la mente el mexicano que jugaba en PGA.
Me ha tocado vivir diferentes etapas de nuestro deporte. De verdad, saben que se los he comentado en varias ocasiones, el golf pasa por su mejor etapa, y este fin de semana fue la cereza del pastel.
Conocí a Ortiz en un Torneo de TV Azteca, en esa ocasión me tocó estar con él todo el día, me llamó la atención la forma en cómo le pegaba a la pelota, con un ligero efecto de izquierda a derecha, y la gran altura que alcanzaban sus tiros. Al día siguiente, recuerdo bien, salía de viaje para comenzar su campaña de novato en el Korn Ferry Tour, ese mismo año ganó en tres ocasiones y obtuvo su pase directo al PGA Tour, algo que muy pocos han logrado.
Jugó dos temporadas completas, 2015 y 2016, para regresar al Korn Ferry Tour, ya que no pudo mantener su tarjeta. Sin duda, no fue fácil para él, sabía que pertenecía al PGA Tour y, aún así, pudo lograr su pase de regreso al máximo circuito.
Ese año, considero, fue clave para su carrera, vi a un Carlos más maduro, fuerte, seguro y enfocado en lo que quería lograr.
Siempre ha tenido el apoyo de sus padres, Chela y Carlos, el de sus hermanos, y ahora Carlos ha formado un gran matrimonio a lado de su esposa, Haley, además de ser padre de dos niñas, Mila y Sofía.
Lo que hizo el fin de semana no fue cualquier cosa, aguantó la presión del número uno del mundo, Dustin Johnson, quien venía atrás, así como de los experimentados Hideki Matsuyama y Brooks Koepka, que querían arrebatarle el título.
Carlos estudió en la Universidad de North Texas y tiene su residencia en Dallas, así que el apoyo del público fue clave en el primer torneo del tour que permitió un acceso limitado al público.
He pasado muchas horas hablando con él dentro y fuera del campo de golf, es una persona a quien le tengo mucho cariño y siempre está cuando se le necesita apoyando mucho al golf nacional. Prueba de ello fue recibir el premio a la "Excelencia Deportiva" por parte de la Gira Mexicana por su ayuda al golf nacional, en 2018.
¡Felicidades, Carlos!, nos brindaste una de las más grandes alegrías a nuestro País, justo cuando más lo necesita.
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