Insisto, Gerardo Martino, además de buen entrenador, es un apagafuegos de altos vuelos. Un camión de bomberos. En cuestión de minutos terminó (disfrazó) la polémica desatada en relación a la complejidad para que pudiera hacer una lista decente para la gira europea.
De todos es sabido que hubo clubes que se llevaron horas de negociación con la Dirección de Selecciones Nacionales con el fin de tener la menor de las afectaciones.
Todo comenzó con la idea de Martino de viajar un día después del partido amistoso ante Guatemala. Digamos que, en tiempos que no corresponden a la fecha FIFA. Ahí comenzó todo el caos ya que el fin de semana hay jornada de por medio.
Los clubes, con argumentos en la mano, consideraron inapropiada la postura del seleccionador nacional por alterar los tiempos establecidos.
Así que todo aquello de darle prioridad y apoyo absoluto al desarrollo del combinado mexicano, es mera verborrea. La realidad es que cada quien vela por sus propios intereses. Nada nuevo en nuestro futbol. Luego nos quejamos de que no se logra dar el gran salto.
Pero Martino, más allá de exhibir, exponer y con aspavientos externar su molestia y frustración por lo sucedido, tranquiliza las aguas. Dice que no hay un solo jugador que no vaya a Europa por falta de anuencia de algún club. Que están y estarán, todos los que anotó en su lista.
Martino pudo quejarse; no lo hizo. Pudo abrir el paraguas diciendo que no le permitieron trabajar conforme a su plan; no lo hizo. Pudo señalar al Guadalajara, al América, a Cruz Azul, a Tigres, a Rayados; no lo hizo. Pudo raspar a Miguel Herrera que fue de los que más se quejó del microciclo; tampoco lo hizo.
Protegió a sus dirigentes, a los directivos de clubes y hasta a sus propios jugadores. Martino tiene una capacidad brutal para desarmar polémicas innecesarias. Sabe escoger sus batallas y, sabedor de que le vienen infinidad el siguiente año con un calendario apretado a más no poder, decidió no alebrestar el fuego. Por ahora.
El duelo ante Guatemala hay que dividirlo. Sirvió el primer tiempo. Sólo eso. El complemento con tantas modificaciones, como siempre sucede en los partidos amistosos, fue un concierto de indisciplina táctica y un extremo "canchereo" que sirvió de poco ante un rival fundido en 45 minutos.
A destacar lo de Henry Martín que pon fin obtuvo la confianza de Martino y le respondió con una buena actuación. También el pulcro juego de Luis Romo con dos y hasta tres responsabilidades en la cancha.
Lo mejor está por venir. Países Bajos y Argelia serán buena prueba. De esas que se antojan. El tema es que a Martino le han pedido hacer pastel con ingredientes que no son necesariamente los que él tenía en mente. Veremos si así como apaga fuegos también resulta ser un chef de repostería ecléctica.
Twitter: @CARLOSLGUERRERO |