Dolorosos efectos ha tenido el Covid-19 en ámbitos mucho más importantes que el futbol.
Un tremendo saldo negativo cuya magnitud y estragos tardarán años en percibirse y conocerse cabalmente, más allá del diario sufrimiento por la gente que se va para siempre, de las estremecedoras condiciones y circunstancias -fácilmente imaginables- de quienes se quedan llorándola y extrañándola.
Pero como en este espacio de lo que se trata es de escribir y comentar sobre el simple y maravilloso juego del futbol, no nos queda más que remitirnos a ese reducido y muy entretenido mundo durante un rato y algunas líneas.
Al enfocarnos en el caso específico del actual balompié mexicano, entre otras cosas resultan evidentes las medidas y decisiones cuestionables en las que han incurrido los dirigentes durante esta inquietante y prolongada etapa de la pandemia.
Decisiones y medidas unas más equivocadas, dañinas y centaveras que otras; unas más convenencieras y ventajosas que las demás: 1. La arbitraria abolición del ascenso y el descenso, para atentar así contra la más elemental competencia de cualquier Liga, en el afán de proteger las franquicias de los amigos.
2. La desaparición del Torneo de Clausura 2020 que llevaba 10 jornadas jugadas, burdamente tiradas a la basura con el pretexto de "proteger la salud de todos", pero con el verdadero y no muy velado propósito de finiquitar o renegociar contratos con jugadores, directores técnicos, televisoras y patrocinadores.
3. El abrupto cambio de plaza y de nombre de un equipo tan arraigado y de tanta tradición como lo era el Atlético Morelia, para así engendrar al Mazatlán F.C. con la notoria participación y el reprobable apoyo económico del Gobierno de Sinaloa.
4. La reinstalación de un "repechaje" que les permitirá seguir aspirando al título a equipos que después de 17 jornadas terminen ubicados abajo de la media tabla.
5. Una "Copa por Lana" que en realidad consta de simples entrenamientos vendidos como si fueran partidos en serio, y que de paso establece una evidente inequidad de cara al inicio del torneo que sí vale. "Ayudamos para que los ocho que nosotros transmitimos se preparen así, y que los otros 10 le hagan como puedan y quieran".
6. Precipitar el regreso a las canchas, decidir que se juegue y se jugará a costa de lo que sea, para así confirmar que la salud de los demás nunca fue ni ha sido para los dirigentes prioridad alguna.
7. La escasa transparencia en el asunto de la venta de los Gallos Blancos de Querétaro, que en este momento, por lo visto, no se sabe a ciencia cierta de quién son o a quién le pertenecen.
Siete pecados que no llegan a "capitales" pero sí se han encargado, unos más que otros, de asestarle arteros golpes a nuestro balompié "de alta competencia".
Impunes pecados cometidos por los de pantalón largo, entre quienes seguramente abundan los avariciosos, los golosos, los soberbios, los envidiosos, los perezosos, los iracundos y los lujuriosos.
Cosas de pecadores futboleros en época de pandemia.
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