No es bueno generalizar porque se comenten muchas injusticias a partir de ello.
Es imposible, sin embargo, no pensar en la poca relación que tienen tres asuntos cruciales de la actualidad mundial.
La crisis sanitaria y económica del mundo coloreado en rojo podría ser la trama de una novela de José Saramago parecida a Ensayo sobre la ceguera o a Las intermitencias de la muerte. En una se contagia la ceguera entre los seres humanos y en la otra, éstos dejan de morir.
El lanzamiento del SpaceX es parte del sueño cumplido de un visionario, que intenta dar un pasito más en esa aventura espacial que avala el talento humano para lograr grandes retos. Parece un película de ciencia ficción.
Y lo sucedido en Minneapolis con el homicidio de George Floyd es el detonante de las pasiones más bajas y violentas que el mismo ser humano es capaz de alcanzar. A una acción brutal cometida por un policía desquiciado, le sucede la barbarie en gran parte de Estados Unidos, destruyendo lo que se encuentra a su paso.
Es fácil entender la indignación, la impotencia y la frustración que todos sentimos por lo sucedido. Aunque se atribuya a asuntos raciales por la implicación de lo sucedido, es un tema humano que trasciende colores de pies y creencias.
Más complicado es digerir la reacción turbulenta de miles de personas que suman su violencia a una protesta legítima, pero de dimensiones descomunales.
El deporte, mientras se mantiene en vigilia casi total preparándose para el regreso, hace escuchar voces importantes desde su interior. Desde LeBron James, hasta Lewis Hamilton y pasando por el Barcelona, la manifestación en redes sociales activa algo: la postura de personajes relevantes que suelen mantenerse aislados de cuestiones que no son de su burbuja; de su propio medio.
Hay circunstancias que invitan a cambiar las pautas de comportamiento; a tomar esa posición determinada que ayude a los demás a tomar conciencia pese a que algunos sucesos puedan parecer lejanos a sus vidas. Y después de eso, en la medida de sus posibilidades, a actuar en consecuencia.
Un pasaje de la vida de Michel Jordan, colocado como "rol model" por el mundo entero, recibe como respuesta ante su falta de involucramiento en un asunto político que tenía que ver con cuestiones raciales, que "yo soy solo un jugador de basquetbol".
Pedía que no esperaran más de él; que eran asuntos de los que no conocía lo suficiente.
Hoy hay más astros del deporte con una actitud más comprometida y consciente.
En México, varios de nuestros deportistas no son tan triviales como se supone. Son inteligentes y queremos escuchar su voz.
Lo que sucede en el mundo despierta más conciencia y eso es lo único bueno que se debería obtener de todo lo malo: el despertar que nos lleve a algún lugar mejor.
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