Llegabas de la escuela directo a la cama. Caer en ella resultaba una fascinación, una terapia gratuita. Con el uniforme puesto y todavía oliendo a recreo, cerrabas los ojos por unos segundos... hasta que, desde la cocina viajaba a tu habitación, a la velocidad de la luz, el estridente grito de tu madre recordándote que debías ir por las tortillas.
Ir por ellas no necesariamente era una mala idea. Sobre todo cuando sabías que te sobrarían unas cuantas monedas y que con ellas podías encontrar algo de diversión previo a la comida familiar.
Qué mejor que esa morralla para aprovecharla en las "maquinitas" de la esquina o de la papelería.
Había que tomar decisiones difíciles. Optar por un pegamento, una cartulina, una monografía o un juego más en la consola. Y todo tenía que ser rápido. La temperatura de las tortillas determinaría el nivel de regaño así que bien valía la pena ir cargándolas envueltas en la carpeta de la abuela.
Eran los primeros contactos con la tecnología, con los juegos y con los desafíos virtuales. Niño contra computadora. Disfrutábamos con "Jungle Hunt", hacer correr a un amorfo cazador que brincaba troncos, esquivaba ramas y se colgaba de lianas mientras atrapaba plátanos en un camino de grotescos pixeles. ¡Qué tiempos aquellos!
Hoy, entraremos en una nueva era tras el impacto brutal que ha sufrido la industria del deporte a raíz del Covid-19.
La Liga MX arrancará el campeonato de manera virtual. Jugadores profesionales de todos nuestros equipos iniciarán la aventura tomando los controles del juego.
Las televisoras se han involucrado, también patrocinadores y todo se hará tan profesional como si se tratara de un partido oficial.
En estos tiempos de incertidumbre, no queda más que generar distintos contenidos para llegar a nuevos nichos de mercado que con ansias esperan más y mejores razones para ver futbol. Ya sea virtual o real. ¿Hasta dónde llegará la propuesta? Nadie lo sabe. Quizá sea un éxito rotundo al grado que siempre vaya a la par del campeonato o tal vez todo quede en un buen experimento.
Atari nunca imaginó la gloria que alcanzaría con su consola modelo 2600 y cómo habría de revolucionar el mundo de los videojuegos. Sobre todo después de una severa crisis en la que se vio involucrada su industria con la aparición de la competencia asiática.
Por cierto, por 1449 pesos se puede todavía comprar un Atari Classic Gold Edition con 120 juegos incluidos y controladores inalámbricos.
Lo que hubiera dado por algo así. Era común enredarse entre los cables mientras corrías por tu vida cuando los padres se daban cuenta que en lugar de estar haciendo tarea, pulsabas con celeridad el único botón rojo del control para derribar naves o para encestar un balón de basquetbol cuadrado.
(No había todavía buena resolución para hacer balones redondos). Ustedes disculparán.
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