El fin de semana fue especial porque el futbol reapareció en México.
Los juegos de pretemporada son una aproximación a lo que cada club ofrecerá en el torneo.
De momento no hay nada que podamos pensar determinante. Ni la goleada de Cruz Azul a Pumas, ni tampoco la victoria -una vez más- de las Chivas sobre el Atlas.
Estos encuentros son como el ensayo general de una puesta de escena en el teatro: con vestuario, escenografía e iluminación -si, también la de CU- para empezar a aflojar los nervios, ajustar los diálogos y ver qué falta y qué sobra.
Habrá, sí, equipos más preocupados que otros en esta puesta a punto.
Toluca padece mucho para llegar a la puerta de enfrente, Pumas acusa fragilidad defensiva y Tigres no es por ahora tan contundente como suele serlo.
Hay, por otro lado, indicios positivos: Mazatlán enseñó buenas cosas en el duelo frente a Tigres y las Chivas, el empaque suficiente para quitarse de encima al Atlas.
No sólo se mostraron por primera vez ocho equipos de la Liga MX con estos partidos. También lo hicieron las televisoras con sus transmisiones.
La televisión mexicana es una de las mejores del mundo para transmitir futbol. Es un hecho reconocido internacionalmente. Lo ha demostrado una vez más.
Al regreso de la Bundesliga alemana, que fue la primera de importancia en reanudar, pareció sorprenderle sin hacer la tarea su reaparición en las pantallas.
Lo hizo sin audio ambiente, sin alguna innovación interesante para ambientar al televidente. Trató de corregir a la siguiente semana.
En España empezamos a ver algo mejor con aplicaciones virtuales en las gradas y audio ambiente en algunos partidos mientras que en Inglaterra aparecieron figuras de cartón en la tribuna intentando una visión menos desoladora.
Como deporte televisivo que es, el futbol debe hacer sentir a su consumidor de la mejor manera posible.
Lo que vimos entre viernes y sábado en los partidos de la Copa por México fue un dechado de imaginación, talento y recursos aplicados a una experiencia diferente.
Las transmisiones de TUDN, por su video y audio tomado de transmisiones reales, nos hicieron olvidar por varios momentos que se jugaba a grada vacía tanto en el Akron como en Ciudad Universitaria.
La presencia de público digital en vivo que respondía a las arengas lanzadas por los narradores, le dieron vida a algo inerte por necesidad: la tribuna.
Esta primera prueba conectó al espectáculo con la grada.
Otra vez la televisión mexicana refrendó su vanguardia en transmisiones deportivas.
En el Ajusco, con su inventiva, sabrán responder de alguna forma.
Más allá de gustos y preferencias, el uso del talento y la tecnología para darle vuelta a un estadio sombrío, se hizo en México mejor que en ninguna otra parte.
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