Por algún recoveco, un halo de luz apareció en el lúgubre túnel por el cual transita el futbol mexicano. En un par de escenarios la afición pudo regresar al graderío para alentar a sus jugadores y para disfrutar nuevamente de ese juego que durante meses se ha mantenido aferrado como un tentáculo, a la pantalla de televisión.
Con toda cautela y con absoluta voluntad de respetar los protocolos sanitarios, volvieron las emociones aunque en un entendible y lógico bajo porcentaje. Pero algo es algo. El paso ha sido gigantesco tras el esfuerzo enorme de varias instancias para que esto pudiera lograrse.
Yo no sé ustedes qué sintieron, pero el simple hecho de ver público en las tribunas, provoca una sonrisa esperanzadora de inmediato y a la vez, la tan necesaria motivación que el jugador necesita para dar ese extra en la cancha.
Los partidos en Aguascalientes y Mazatlán arrojaron emociones que estuvieron escondidas a lo largo de medio año. Los partidos entre Necaxa-Xolos y Mazatlán FC-Juárez, tenían poco que ofrecer en el papel y terminaron siendo interesantes. Tuvieron lapsos intensos, arrojaron polémica, alarido, reclamos y, aunque medida, una notable cucharada de pasión.
Los jugadores lo sintieron distinto, volvieron a sonreír, tuvieron mejores y más motivos, voltearon hacia la grada para conectar de nueva cuenta con su gente. Pudieron sentir la piel erizada después de tanta frialdad y lejanía, recordaron a qué sabe el reconocimiento de los fieles aficionados y valoraron el esfuerzo de esos pocos que tomaron la bravía decisión de regresar al estadio.
Vaya, hasta el audio ambiente fue distinto. Ya no provino de una caja de efectos especiales.
Ya nos dimos cuenta que somos capaces de comportarnos. Que apenas vimos la otra cara de la moneda, la de las faltas graves y los crasos errores como sucedió en la grada de Tomateros de Culiacán, para que de inmediato las aficiones de Aguascalientes y Mazatlán, entendieran que ese no es el camino adecuado. Era el turno del Puebla. Habrá que esperar.
Todo es perfectible dentro de la readaptación a la cual, sin excepción alguna, nos tenemos que integrar como sociedad en todos los ámbitos. Los protocolos serán cada vez mejores, más prácticos, más rigurosos, mejor planeados, estudiados y ejecutados. Es una tarea unánime con el único fin de volver a disfrutar eso que tan felices nos hacía semana a semana.
Acá no se trata de forzar nada ni de romper normas. Se trata de ser conscientes y de demostrar nuestra capacidad de sana respuesta siempre y cuando las condiciones lo permitan.
Exhorto a la Liga MX a que se premie a la mejor afición. A la que mejor y más responsabilidad muestre en conjunto con su club. Sí podemos hacerlo. No porque siempre estemos etiquetados de mal portados, debemos seguir así.
Pongamos el ejemplo.
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