Uno arranca corre y corre, por horas y horas y por millas y millas. No, no es placentero: el impacto, el sudor, el clima, la humedad, la altura, el desgaste y el cansancio, aunque es enormemente funcional para el cuerpo, para la mente y sobre todo, para el espíritu.
Los porteros históricamente no gustan de correr distancias, quizá porque ya tienen demasiado tiempo para reflexionar mientras desempeñan su oficio. Yo, en lo personal, encuentro una maravillosa extensión para la posibilidad de pensar, escuchar, observar y disfrutar sin otra distracción mientras corro. Hoy corro y espero correr hasta muy cerca de mi muerte.
Al final de cuentas, correr genera una sensación de sentirse sano y de sentirse vivo, necesidades fundamentales para levantarnos cada día y para realizar cualquier actividad con el mínimo de interés. Correr libera, correr activa, correr despierta una sensibilidad única en los olores, los sonidos, los paisajes y los diferentes sabores de la propia saliva... Sí, correr sensibiliza.
Correr en solitario es una cosa, pero correr entre miles y miles de corredores, es algo completamente distinto. Es la diferencia entre hacer ejercicio y competir, entre simplemente mover el cuerpo y lograr objetivos, entre pensar que eres capaz y comprobar que eres capaz.
Existe una necesidad constante de medir nuestra capacidad, nuestra resistencia y nuestra voluntad. El maratón es una oportunidad excelente para poner todo ello en práctica. Y es que al entrenar para una carrera larga, o al correr por propia cuenta, uno siente que lo hace muy bien y hasta se siente destacado. De hecho eso mismo sucede en carreras de 5 km o hasta 10 km, donde el número de competidores es relativamente bajo, en comparación a los maratones.
Y al arrancar el maratón sólo se ve gente pasar más rápido a nuestro lado, hombres, mujeres, mayores y menores te rebasan y te hacen recordar que no estas ahí para ganarle a nadie, sino para lograr tus objetivos. Y en ese trayecto es fácil conocer a los demás competidores, porque cualquiera estará dispuesto a darte aliento, apoyarte y ayudarte si lo necesitas, porque la energía es alta y exclusivamente positiva. Nadie ha llegado ahí para arruinar el día de otro corredor, a nadie se le ocurrió correr un maratón ese mismo día de la nada y nadie es un improvisado. Los de adelante, los de atrás y los de al lado tienen, cada uno, su historia y sus razones.
Sun Tzu en El Arte de la Guerra escribió, hace 2,500 años: "Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro". Correr un maratón es una excelente manera de conocerse a sí mismo y sin duda esta es una de las razones más atractivas para inscribirse, y para volver a hacerlo a pesar del desgaste y los dolores. Porque te revela de qué estas hecho y tus capacidades. "Autoconocimiento para conocerse a uno mismo, empatía para conocer a los de alrededor", leí alguna vez.
Después de correr y correr, horas y horas, millas y millas, sin que verdaderamente sea placentero, llega la satisfacción por lo que uno ha sido capaz de hacer y demostrarse... es ahí cuando todo se vuelve recompensa.
Hay una gran escuela, con innumerables lecciones, en la actividad más sencilla y recomendable: correr Twitter: @FELIXATLANTE12 |