Cuatro partidos, cuatro victorias y cuatro partidos convincentes pese a la rotación voluntaria e involuntaria de personal por diferentes factores.
Ya sabemos que no hubo alguien igual a Claudio Suárez ni tampoco a Rafa Márquez -salve, capitán- y que la lesión de Héctor Moreno nos puso los pelos de punta porque la fragilidad que la defensiva tiene a ratos es numérica.
Desde el uno a cero ensoñador a Alemania en Rusia 2018, el Tri no ha mantenido su arco invicto una sola vez. Y ya ha jugado 13 partidos.
Sin embargo, de la mitad del campo hacia delante encontramos una zona en la que no se ha podido confiar mucho porque suele ser poco efectiva, pero ahora está respondiendo con creces: en cuatro partidos ha marcado más goles que en todo el 2018, con todo y la dificultad de haber enfrentado hasta ahora solo rivales sudamericanos. Tiene mérito.
Gerardo Martino tendrá anotados en su libreta muchos apuntes para corregir y afianzar. Pero escritos con la dulzura de la victoria acompañándole, siempre se verán con menor urgencia que si así no fuera.
México parece listo para enfrentar la Copa Oro a partir de este sábado con un equipo que tiene alternativas para tapar los huecos que la erosión de los últimos tiempos le ha causado.
El técnico nacional tiene materia prima suficiente para parar un equipo que con las ideas claras y las rotaciones como cinturón de seguridad, ofrezcan un desempeño que le haga mejor que los oponentes en turno.
Con una generación que cambia también en la Selección de Estados Unidos, el archirrival del área tiene bastantes jaquecas para pensar claramente.
Posee al jugador más caro en la historia de Concacaf, que es un portento desde que debutó en los equipos menores. Pero no sabemos si Christian Pulisic, llamado a ser para México el siguiente Landon Donovan para rivalizar durante mucho años, puede soportar el peso de un equipo en estado de emergencia.
Como ningún pavo muere en la víspera, deberemos esperar. Los ensayos pueden ser diferentes a la ejecución en el escenario.
Pero México, con el nivel mostrado y salvo algún accidente, es mejor que todos los equipos de la Copa Oro, deficiente en competitividad en su Primera Fase y más retadora después.
Sufre en el juego aéreo defensivo, se distrae por lapsos y deja caer momentos de partido. Pero tiene raza para tocar el balón. Le gusta tanto tenerlo, que en cuanto lo pierde se revuelve para recuperarlo. Y vuelve a combinar con enormes virtudes técnicas.
Da gusto ver jugar a esta Selección y llegará el momento de enfrentar retos de mayor dificultad para tratar de dar ese salto que se ha suspendido a través del tiempo.
Pero tiene mucho nivel para brillar en la Copa Oro.
Cosa de demostrarlo.
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